En casi todas las dietas de adelgazamiento se suelen eliminar algunos alimentos que se consideran poco saludables, y que casi siempre suelen coincidir con los preferidos de la persona que está a dieta. En la mente de todos está la idea de que las dietas son así y es necesario que se nos prohíba un cierto tipo de alimentos, pero lo que no sabemos es que esta prohibición puede desatar en nosotros un proceso que a la larga puede afectar a nuestra forma de alimentarnos.
Las prohibiciones nunca son la mejor solución a un problema, y en el caso de las dieta sucede lo mismo, ya que cuanto más se prohíba un determinado tipo de alimento más ganas tendremos de consumirlo. Esto es lo que se llama la “deprivación hedónica”, y es algo que los especialistas en nutrición consideran como contraproducente para las personas que están siguiendo una dieta de adelgazamiento, ya que de este modo en vez de obtener los resultados buscados lo que conseguiremos será totalmente lo contrario.
Al prohibir un determinado tipo de alimentos en la dieta lo que conseguimos es crear en el organismo una serie de carencias que aumentarán nuestras ganas de consumir precisamente esos alimentos eliminados, y es que el organismo es muy sabio y sabe cuando necesita un determinado tipo de nutriente. Por ello a la hora de seguir una dieta no es aconsejable eliminar ningún alimento, sino que lo ideal es dosificarlo y controlar su ingesta, si precisamente ese es el que nos está haciendo engordar. Esta medida nos mantendrá nutridos a la perfección evitando así desajustes que nos pueden inducir a darnos atracones de un determinado alimento en momentos de bajón.
Pero la cosa no queda solamente ahí, sino que esta privación de un tipo concreto de alimento lo que hace es generar en nosotros una obsesión hacia esta comida y llevarnos a detestar la dieta por ser la causante de la privación de este alimento. Tal es esto que todo el tiempo estaremos pensando en que se termine el periodo de dieta para volver a comer ese tipo de alimentos prohibidos de nuevo, algo que hace que recuperemos de nuevo los kilos perdidos e incluso más. A esto debemos sumarle la tensión y ansiedad que genera en nosotros no poder comer lo que queremos y tener ganas, que muchas veces se traduce en desajustes alimenticios que empeoran aún más la situación.
Para evitar estas situaciones es importante que seamos cautos y ante todo mantengamos una disciplina a la hora de alimentarnos, dotando al organismo de todo lo que necesita, pero sin privarle de nada. Todo debe estar en su justa medida para así lograr mantener un correcto equilibrio.
Vía | Consumer
Imagen | Thoursie
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