Las últimas revelaciones del Jordi Évole han dado mucho que hablar: no solo ha dejado, tras once años, Salvados, sino que ha confirmado que padece de cataplexia o cataplejía. Esta extraña enfermedad puede afectar de manera súbita al tono muscular. Pero, aunque la noticia se cuenta unida, no hay ninguna razón para pensar que su condición y su decisión estén relacionadas.
La cataplexia, aunque puede resultar molesta, o hasta peligrosa, no es incapacitante. Esta extraña enfermedad difícilmente es una razón de peso para que el periodista haya tomado la decisión de dejar el programa. Pero hablemos sobre ella, ¿en qué consiste? ¿Cómo afecta? ¿Qué consecuencias tiene? Vamos a conocerla.
Cataplexia, cataplejía y narcolepsia
Se denomina cataplexia, o cataplejía, a una patología rara, con menos de 50 afectados por cada 100.000 habitantes, que provoca una debilidad muscular inmediata y súbita. Esta se manifiesta con una hipotonía repentina que puede provocar que la persona caiga de repente al suelo. A veces, la cataplejía solo se manifiesta con la pérdida de tono muscular en ciertas partes: un brazo, los párpados... pero no es extraño vivir un colapso completo.
Lo que Jordi Évole no contó en la entrevista es que la cataplexia es una enfermedad íntimamente asociada con la narcolepsia. Aunque técnicamente es una consecuencia, podríamos tratarlo como una manifestación de esta enfermedad. La narcolepsia es esa enfermedad conocida por un sueño irresistible y presencia de manifestaciones del sueño REM durante la vigilia.
Entre los problemas que se asocian a la narcolepsia está la alucinación hipnagógica, la parálisis del sueño y, cómo no, la cataplexia. Esta aparece, en muchas ocasiones, relacionada con emociones intensas, que disparan la flacidez muscular. El mecanismo tras la cataplexia es complejo y parece causado por una inhibición generalizada de las neuronas motrices por intrusión de elementos del sueño REM. No obstante, no se conoce con exactitud cómo funciona dicho mecanismo.
Se cree que los episodios de cataplexia son consecuencia de la inhibición súbita y generalizada de las neuronas motoras a nivel de la médula espinal, que causa una pérdida del control de los músculos. También lesiones, malformaciones, tumores en esta zona o bien enfermedades como la esclerosis múltiple podrían tener como consecuencia estos mismos episodios de debilidad muscular súbita. Se considera que la causa principal de la narcolepsia (y de la cataplexia, por tanto) es la presencia de niveles bajos de la hormona orexina o hipocretina en el líquido cefalorraquídeo. La orexina tiene un papel fundamental en el mantenimiento de la vigilia y el estado de alerta; su déficit se ha relacionado con las intrusiones REM típicas de la narcolepsia.
Pero, ¿es grave la cataplexia?
El fallo súbito muscular puede resultar muy alarmante. Al fin y al cabo, el corazón y el diafragma que impulsa a los pulmones, son ambos músculos. ¿Y si fallan por culpa de la cataplexia? Esto no ocurre ya que la cataplejía solo afecta al músculo esquelético, es decir, al músculo más abundante y que es controlado de manera voluntaria. Por suerte, las funciones vitales como respirar, bombear oxígeno, mover las vísceras...
Básicamente, lo que ocurre es que los músculos "desconectan" el modo activo, que controlamos, y pasan a modo pasivo, que es el típico de cuando estamos dormidos profundamente. Durante esta fase del sueño, los músculos no se mueven a pesar de que estemos soñando. En ocasiones, cuando esto no ocurre, nos topamos con casos de sonambulismo. Al contrario, y más parecido a la cataplexia, puede ocurrir que nuestros músculos no responda, produciendo una parálisis del sueño.
Si esto ocurre mientras estamos despiertos, se da una cataplexia. El ataque catapléjico, como decíamos, suele desencadenarse por culpa de emociones fuertes, y puede manifestarse como algo liviano o como un colapso muscular total, que lo tira al suelo. El problema principal de la cataplexia no es la enfermedad en sí, sino sus consecuencias.
Si sobreviene un ataque catapléjico mientras conducimos, mientras bajamos unas escaleras o manejando maquinaria peligrosa, por poner un ejemplo, la consecuencia puede ser fatal. Esto no suele ocurrir porque las personas con narcolepsia y con cataplexia son conscientes del peligro y no suelen dar la oportunidad a que ocurra ninguna desgracia. Más allá de esto, no se han descrito síntomas más graves.
¿Cuál es la cura de la cataplexia?
Ninguna. No existe cura ni para la cataplexia ni para la narcolepsia. Sí que existen fármacos para mitigar algunas de sus manifestaciones más intensas, como el oxibato de sodio o el gammahidroxibutirato, medicamentos que sirve para combatir la somnolencia diurna. También se pueden emplear estimulantes y antidepresivos, dependiendo del caso.
Pero, en general, lo único que podemos hacer ante estos dos problemas es prevenirlos. Por ejemplo, se puede "entrenar" a una persona para detectar un posible episodio de cataplexia, justo antes de que vaya a ocurrir, de manera que ponga los medios necesarios para evitar un peligro mayor.
También se puede preparar una estrategia de sueños diurnos y mantener unos buenos hábitos e higiene a la hora dormir, lo que ayuda a mitigar los episodios y su intensidad. Pero no se puede curar como tal. Por suerte, como ya hemos dicho, siendo conscientes de la enfermedad, esta no debe suponer un problema grave en la vida de ninguna persona.
Con un poco de planificación, unos buenos hábitos y unas buenas medidas de prevención, cualquier persona con narcolepsia y cataplexia puede mantener una vida relativamente normal, de calidad y sin incidentes que pongan sus salud, su vida o su relación en peligro.
Imágenes | Wikimedia, Unsplash