Todos hemos escuchado alguna vez la frase “lo que no nos mata nos hace más fuertes”. Desconocemos hasta que punto esta cita tendrá razón, pero ciertamente se puede aplicar al ejercicio. Y es que el entrenamiento intenso interfiere en el el equilibrio de nuestro organismo (homeostasis) y desencadena una respuesta inflamatoria.
A consecuencia de esto el cuerpo se hace más fuerte de manera que el mismo ejercicio será menos estresante en el futuro. Sin embargo, el ejercicio en exceso provoca un sobreeentrenamiento que disminuye la capacidad de recuperación y enllentece el progreso.
Los marcadores en sangre que muestran el sobreentrenamiento puden ser el auemtno del cortisol (hormona del estrés), TBARS ( marcador del daño oxidativo), interLEUKINA-6 (IL-6, un químico que ayuda a combatir el trauma) y neutrófilos (celulas sanguineas blancas que combaten la infección).
El cortisol es importante para la regulación del azúcar sanguíneo y de la presión sanguínea así como de la respuesta inflamatoria a la enfermedad, estrés y lesión. Altos niveles de cortisol suprimen el sistema inmunitario, lo cual aumenta el riesgo de constipado y gripe.
También puede enlentecer la respuesta al entrenamiento mediante la estimulación de la degradación muscular y ósea e interferir con el metabolismo de los hidratos de carbono
Cientificos Británicos pudieron observar que la suplementación de 1000 mg de vitamina C y 400 UI de vitamina E al día durante 4 semanas redujo los niveles de cortisol después del ejercicio intenso (2 horas y media en bicicleta al 60% del esfuerzo) pero no tuvo efectos en otras medidas sobre inmunidad.
La vitamina C y E pueden reducir algunos de los efectos negativos del ejercicio intenso pero no puede proteger completamente contra la depresión del sistema inmune. Un correcto diseño de los proramas de ejercicio (manteniendo un balance entre ejercicio intenso y suficiente descanso) así como una buena dieta con adecuado aporte energético son la mejor protección contra la depresión del sistema inmune inducida por el sobreentrenaimiento y las enfermedades que inbterferirán con las ganacias del entrenamiento.
Bibliografía | Medicine Science Sports Exercise, 39: 645 – 652, 2007
Imagen | WGyuri
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xitorres
No estoy muy puesto en el tema, pero el sistema inmune no sólo cumple la función de protegernos frente a los microorganismos; también nos protege de nosotros mismos, es decir, de las células tumorales (impidiendo su reproducción); así como una función de supervisión del organismo, es decir, que nada se descontrole.
Quizá dicha inmunosupresión (la citada en el artículo) sea un mecanismo fisiológico que permita un mejor desarrollo y recuperación de las estructuras dañadas durante el entrenamiento, y eliminarla sólo serviría para desestabilizar la homeostasis del organismo.
Por otra parte, el cortisol es el mejor antiinflamatorio que existe, y está muy bien regulado; además tiene múltiples funciones a parte de la antiinflamatoria. Quién nos dice que al reducir la inflamación actuando sobre el Cortisol no disminuimos la capacidad del organismo de repararse...
Juancamina
Una grata sorpresa Sergio tu cita bibliográfica. Cuando el artículo no es 100 % de autoría propia es importante y honesto para reforzar el desarrollo y las conclusiones citar la fuente como lo has hecho. Un abrazo Juanca.
FERODO
Sergio, brillante aportación !!!!!