Esta enfermedad es comúnmente asociada con la obesidad o un problema de alimentación, pero nada más lejos de la realidad. El lipedema es una enfermedad poco conocida que puede tener consecuencias muy graves si no se controla y se trata adecuadamente.
Esta patología, al contrario de lo que mucha gente piensa, no se debe a una cuestión relacionada con el sobrepeso. Su verdadero origen es desconocido, y afecta de forma abrumadoramente predominante a la mujer. Aunque probablemente esté relacionado con la genética, su aparición tras momentos de alta actividad hormonal pone en el punto de mira al metabolismo como principal causante.
¿Qué es el lipedema?
El linfedema es cruelmente llamado, de manera coloquial, como "pantalones" debido a su manifestación en las piernas, normalmente. Se observa claramente un por una descompensación en las proporciones físicas, cuando las piernas (aunque también puede aparecer en los brazos) comienzan a crecer y a engrosarse de manera desproporcionada.
Además, los hematomas, la aparición de venas varicosas y otros problemas vasculares, así como la alta sensibilidad en la zona afectada acompaña a la aparición del engrosamiento. A medida que la enfermedad va haciéndose más intensa, aparecen otro síntomas más acusados, relacionados con la acumulación de grasa y la aparición de un edema.
En las fases más avanzadas, el sistema linfático puede verse obstruido, produciéndose un lipolinfedema. La manera de evolucionar y aparecer de la patología no es igual en cada persona pero, sí, como decíamos, suele aparecer predominantemente en mujeres. Además, al ser común encontrarla en varias personas de la misma familia, todo apunta a una relación genética desconocida por el momento.
El lipedema es una enfermedad crónica del tejido adiposo y su diagnóstico clínico suele ser “desorden del tejido adiposo”, “desorden del metabolismo lipídico” o incluso “lipodistrofia”. A diferencia de otras dislipemias, en esta enfermedad la grasa que se acumula no es como la normal, por lo que no se puede eliminar ni con dieta y ejercicio. Esta tiende a acumularse de forma simétrica en ambas piernas dejando intactas manos y pies.
Es común que esta enfermedad se diagnostique erróneamente como obesidad o algún problema relacionado. Sin embargo, las personas afectadas tienen tendencia a ganar peso sin explicación y gran dificultad para perderlo. Además, se suele padecer sensación de pesadez, fragilidad capilar, lo cual facilita la formación frecuente de hematomas de manera espontánea o ante mínimos traumatismos, y una hipersensibilidad al dolor, por lo que también es llamado “síndrome de grasa dolorosa”.
¿Por qué aparece el lipedema?
Desconocemos el origen del lipedema. Esta enfermedad suele manifestarse y empeorar en momentos de cambios hormonales considerables: la primera menstruación, el embarazo la menopausia… Queda claro que existe un importante componente hormonal asociado a la enfermedad, aunque desconocemos el mecanismo que actúa sobre la acumulación.
Lo que ocurre, básicamente, es que las piernas, comúnmente, comienzan a acumular grasa de manera desproporcionada e independientemente de la grasa existente en otras partes del cuerpo. Esto indica un metabolismo lipídico disfuncional en este tejido. Con la acumulación se van obstruyendo los vasos linfáticos y sanguíneos. Esto provoca la acumulación de líquidos.
La enfermedad se vuelve rápidamente inflamatoria, presionando nervios y tejidos, lo que promueve la hipersensibilidad al dolor. En ocasiones, como explicábamos, el edema linfático puede pronunciarse debido a la obstrucción de los canales por los que discurre la linfa. Esto provoca una enfermedad asociada, aunque no es la misma, la lipolinfedema. Esta se manifiesta, a veces, de manera asimétrica, en una pierna y en la otra no, por ejemplo. Por el contrario, el lipedema es simétrico, en ambas extremidades.
¿Cómo se trata el lipedema?
Por desgracia, el hecho de desconocer sus causas, así como su manifestación, han hecho de esta enfermedad una gran olvidada. Actualmente, casi todos los tratamientos existentes tienen como objetivo detener la evolución, minimizar el dolor y prevenir el linfedema, pero no curar la enfermedad.
La terapia de compresión con medias combinadas, ayudado con algo de deporte, es vital, sobre todo en los primeros estadios de la enfermedad. También es importante un control riguroso de la dieta y el peso para evitar acelerar la acumulación de grasas. En ocasiones severas se puede optar por un tratamiento quirúrgico mediante liposucción tumescente.
En el caso de que haya aparecido el lipolinfedema, es probable que se requiera un drenaje linfático manual cada cierto tiempo para evitar la acumulación de líquido. Por el momento, no existen medidas de control farmacológicas extendidas que ayuden a controlar los síntomas y sus consecuencias.
Por desgracia, este es uno de esos casos en los que el ejercicio y la buena alimentación no pueden prevenir la enfermedad. Sin embargo, esto no debe servir de excusa para la dejadez. Aunque no prevengan la patología, sí que pueden ayudar enormemente a controlar su evolución y prevenir la obesidad secundaria que aparece, en ocasiones, como consecuencia del lipedema.
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