Hace tan solo unos días, el 4 de febrero, se celebraba el Día Mundial contra el Cáncer y la Unión Internacional Contra el Cáncer lanzaba una campaña de concienciación con el lema "Yo soy y voy a". Una de las intenciones de esta campaña es reducir la carga que esta enfermedad puede suponer a nivel mundial. Entre otras cosas, le pretensión es concienciar e informar sobre las necesidades y la realidad que los pacientes de cáncer viven, además de promover la adopción de hábitos saludables que ayuden a prevenir este tipo de enfermedades.
Una de esas necesidades que las personas con cáncer pueden tener, y que se ha discutido con especial ahínco en los últimos años, es la de no considerar a los enfermos de cáncer luchadores, "vencedores" o "perdedores" contra la enfermedad. Esto puede llegar a poner alta presión en los enfermos que les puede llevar a sentir que es su obligación luchar y verse como vencedores o perderdores.
Algunos especialistas, incluso, han realizado listados de frases o palabras que deberían estar prohíbidas a la hora de referirse al cáncer. Entre ellas, encontramos términos que recuerden a metáforas bélicas.
Cómo afecta estas metáforas "bélicas" a los enfermos
En los últimos años, algunos estudios han intentado evaluar cómo afecta exactamente a los enfermos este tipo de mensajes. La American Cancer Society, por su parte, encuentra que este tipo de mensajes puede llevar a las personas a sentir cierta presión por estar siempre positivos, con buena actitud - en el papel de luchadores dispuestos - no dejando lugar a sentimientos tan normales como la tristeza, la ira, el miedo e incluso la desesperanza.
El hecho de utilizar términos como "lucha", "batalla", "vencer" o "perder" hace parecer que el paciente tiene algún tipo de responsabilidad en su recuperación o no. Si luchas lo suficiente vencerás, si pierdes la batalla es porque no has luchado lo suficiente. En el caso de los pacientes que fallecen a causa del cáncer, este tipo de metáforas pueden llevarles a sentir que han fallado e incluso sentirse culpables. Sin embargo, las metáforas bélicas no solo parecen afectar durante la enfermedad, sino incluso antes.
De hecho, algunas investigaciones han encontrado que el uso de estos términos puede afectar hasta a cómo de dispuestos estamos a adoptar hábitos preventivos. Una investigación realizada en 2014 encontró que, ante ese tipo de metáforas, las personas podían tener menos disposición a adoptar hábitos preventivos.
El motivo, según estos investigadores, sería que al utilizar términos militares, de guerra y lucha, colocamos al cáncer en la posición de un enemigo externo. Esto, puede hacer sentir que contra lo que luchamos es un enemigo externo ajeno a nosotros, y esto no incentiva la toma de decisiones y hábitos que nos autolimiten (como el dejar de fumar o adoptar hábitos alimenticios saludables).
En el caso de las personas que padecen cáncer, tanto si se recuperan como si no, la realidad es que su actitud o sus ganas de "luchar" no influyen en el resultado final. Mantener una actitud positiva no influye en nuestras posibilidades de curarnos. Para muchos enfermos será más llevadero si se mantienen positivos, pero otros necesitarán llorar, estar tristes y enfadarse. Todas las emociones son perfectamente aceptables y el enfermo debe hacer lo que le haga sentirse más cómodo sabiendo que su actitud no influirá en el resultado de su tratamiento.
Qué recomiendan los expertos
Para muchos familiares, e incluso para los propios médicos o pacientes, puede ser complicado saber cómo referirse al proceso de la enfermedad. Es por ello que algunos expertos han desarrollado recomendaciones a ese respecto. En nuestro país, la Asociación Española Contra el Cáncer cuenta con un número de teléfono gratuito en el que tanto familiares como enfermos pueden pedir asesoramiento al respecto.
En cualquier caso, algunas de las estrategias que se recomiendan optan por referirse al proceso como el "viaje del cáncer" o el "trayecto del cáncer" (cancer journey) y algunas entidades, como el Cancer Institute of New South Wales recomienda a los medios que no nos refiramos a la "lucha" de los pacientes, sino más bien a su viaje o trayecto por la enfermedad.
Cada paciente puede elegir el enfoque que más cómodo le haga sentir, pero sin que dependa de la influencia externa
En otros casos, algunas investigaciones han encontrado que a diferentes pacientes les funcionan diferentes enfoques. En este sentido, una investigación realizada en 2015 encontró que lo más recomendable es que cada paciente escoja el enfoque que mejor le funcione y más le empodere. Esto quiere decir que algunas personas pueden querer tratar su enfermedad como una batalla y hacerles sentir mejor, sin que debamos cuestionárselo.
Otros pacientes, por el contrario, pueden preferir otro tipo de enfoque diferente. Lo realmente importante es que la decisión sea tomada única y exclusivamente por parte del paciente y nunca influenciada por elementos externos como los médicos, los familiares o los propios medios de comunicación. De no ser así, la experiencia puede ser muy negativa para los pacientes. Es por ello que, tanto los medios de comunicación, como los propios profesionales de la salud tenemos una responsabilidad para con estos pacientes.
La recomendación principal es que escuchemos a cada paciente, lo que desea y cómo trata esa persona concretamente su enfermedad. Además, se recomienda intentar tratar la enfermedad con menos metáforas y de manera más directa como lo hacemos con otras enfermedades e intentar ser rigurosos.
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