La enfermedad desde siempre ha sido cosa de los seres vivos. Nunca nos hemos parado a pensar si un objeto está o no enfermo, y es que las cosas se desgastan con el paso del tiempo y se rompen o se deterioran, pero la enfermedad no cabe en los accidentes a los que se tienen que someter. A pesar de todo últimamente hemos escuchado muchas noticias sobre edificios enfermos y las consecuencias que esto tiene para la salud del ser humano, por ello en esta ocasión queremos repasar qué es esto y saber a qué nos exponemos.
Este mal cada vez es más frecuente a causa de que en los últimos tiempos las construcciones que nos rodean están
En estos edificios apenas existe ventilación, ya que todos están pensados para evitar las pérdidas de energía propias de los malos aislamientos. Conductos de ventilación artificiales que con el paso del tiempo acumulan polvo y otros microorganismos son los que sirven para acondicionar el aire que respiramos en ellos. Esto hace que con el paso del tiempo paguemos las consecuencias, pues estaremos respirando un aire artificial, seco y en muchos casos cargado de microorganismos que nos pueden causar problemas tanto respiratorios, oculares como provocar reacciones alérgicas.
La luz es otro punto a tener en cuenta, y es que en la mayoría de estos edificios es demasiado artificial, provocando que estemos poco expuestos a la luz natural, lo que puede alterar nuestros biorritmos naturales y hacer que padezcamos somnolencia por la mañana e insomnio por la noche. Pero no solo sucede esto, sino que el mero hecho de estar rodeados de aparatos eléctricos, pisar sobre un suelo aislante y tener suelas sintéticas en los zapatos pueden traer consigo un exceso de electricidad estática que acabará cargándonos de energía y produciendo en nosotros un estrés electrostático. Al fin y al cabo somos energía y nuestro cuerpo funciona con ella. Un exceso puede desencadenar estrés, alteración metabólica, debilitamiento celular, aceleración cardiaca...
Todos estos efectos y otros muchos que estos edificios pueden tener en nosotros los podemos mitigar y solucionar tomando algunas medidas como abrir ventanas para ventilar y dejar que circule el aire natural. Utilizar luces que simulen la luz del sol. Mejorar las tomas de tierra para evitar la electricidad estática al máximo. Relajar por lo menos la vista cada hora y levantarnos del sitio de vez en cuando para mejorar nuestro estado y la circulación. Vaciar el espacio donde trabajamos de trastos inservibles y dejar una zona diáfana es esencial para conseguir una mayor relajación y disminuir el estrés que nos causa este tipo de edificios.
Vía | En Buenas manos Imagen | flashuday
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