Septiembre ya está aquí y, con él, la vuelta a la rutina. Muchos de nosotros hemos vuelto al trabajo después de las vacaciones, los niños están empezando el cole y retomamos la vida habitual o nos planteamos iniciar nuevos retos y logros. Tal vez uno de ellos sea comenzar a entrenar y aprovechar las mañanas.
Sin embargo, tanto si se trata de una vuelta a la rutina, como si de adoptar un nuevo hábito, la verdad es que madrugar más de lo habitual puede costar. Especialmente después del verano. Estos son algunos trucos que tenemos para ponérnoslo más fácil y no rendirnos la primera semana.
Adaptar nuestro horario poco a poco
Si ya resulta complicado volver al horario laboral después de las vacaciones, la idea de madrugar todavía más para entrenar es casi inconcebible. Por ello, puede ser buena idea ir adaptando nuestro horario poco a poco - tanto el de despertarnos como el de dormir -.
Ir modificando progresivamente la hora de acostarnos y de levantarnos en 15-20 minutos puede ser todo lo que necesitamos, hasta que lleguemos a la hora deseada para poder entrenar con tiempo de sobra.
Poner el despertador lejos de la cama
Este es uno de los trucos más antiguos en lo que a madrugar se refiere. Cuando tenemos el despertador al lado corremos la tentación de apagar la alarma y seguir durmiendo. Por ello, puede ser buena idea dejar el despertador alejado de la cama de manera que nos tengamos que levantar inevitablemente. Una vez que estamos de pies es menos probable que nos volvamos a la cama.
Intenta dormir bien
Desde luego, es mucho más difícil despertarse temprano cuando no hemos descansado correctamente. No solo se trata de dormir las horas necesarias, si no descansarlas bien. Por ello, evitar los aparatos electrónicos antes de dormir, intentar no tomar alimentos excitantes, asegurarnos de que la habitación tenga una iluminación y temperatura adecuada, así como de conseguir una buena relajación antes de dormir pueden ser trucos que nos ayuden.
Empieza poco a poco
Igual que en los cambios de horario, es recomendable que nos enfrentemos a la realización de deporte poco a poco y nos lo tomemos con calma. Sobrecargarnos con el entrenamiento el primer día y acabar agotados o absolutamente doloridos no animará a que a la mañana siguiente nos levantemos con ganas de más. Por ello, iniciar despacio e ir avanzando en nuestra rutina nos permitirá conseguir objetivos y seguir motivados.
Que sea parte de tu rutina
Elige los días y las horas en que vas a entrenar, ponlo en la agenda y crea una alarma para ello. Que sea, cuanto antes, parte de tu rutina de vida, como ducharte, ir al trabajo, o a la compra los lunes. Al principio costará, pero en unas semanas será parte de la vida normal.
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