El culto al cuerpo es algo que está a la orden del día y cada vez son más las personas que sucumben a sus encantos. La cosa se complica y se vuelve preocupante cuando son los niños los que entran en este juego y son ellos los que se ponen manos a la obra por conseguir un cuerpo perfecto sin haberse desarrollado del todo. Por este motivo es importante que sepamos los efectos que un entrenamiento excesivo puede tener en los menores.
Antes de nada debemos tener muy claro que el desarrollo humano tiene sus etapas, y que la adolescencia y la niñez son épocas de desarrollo en las que el niño crece y define lo que será su aspecto posterior. Por este motivo debemos tener especial cuidado para que ese desarrollo se lleve a cabo de la forma correcta. El exceso de ejercicio puede ser un inconveniente para este proceso.
Es cierto que siempre se ha recomendado la práctica de ejercicio en los niños que están en pleno proceso de crecimiento, ya que es una de las mejores maneras de liberar hormonas y conseguir un correcto desarrollo corporal, además de las serie de beneficios que este ejercicio nos aporta a nivel general, pues es la mejor forma de forjar una buena salud desde la infancia. Pero no debemos pasar por alto que el ejercicio debe ser siempre moderado en estas épocas.
No debemos olvidar que el cuerpo de los humanos no está desarrollado hasta pasados los veinte años. Mientras tanto nos encontramos en un proceso de crecimiento constante. Este hecho no lo podemos dejar de lado a la hora de practicar ejercicio, ya que simplemente debemos hacerlo de forma lúdica en la que no intentemos llegar a unas marcas ni a una situación de esfuerzo innecesaria, es decir, un niño cuando se cansa practicando deporte debe pararse y llegar hasta donde pueda para conseguir así que el ejercicio sea totalmente productivo y no afecte en absoluto al desarrollo del organismo.
El trabajo de fuerza no es muy recomendable para las épocas de crecimiento, ya que al no estar desarrollados del todo puede ser un problema para los músculos. En estas épocas en las que el cuerpo está en constante expansión, las fibras musculares necesitan cierta flexibilidad que con el entrenamiento de la fuerza mediante el levantamiento de pesas no vamos a conseguir, ya que los músculos se sobrecargan y acaban por volverse rígidos.
Un aspecto que no debemos pasar por alto es que en la edad temprana de la niñez y de la adolescencia nuestro cuerpo no segrega altas cantidades de lactato ni testosterona, necesarias para el entrenamiento correcto de la fuerza. Esto hace que no sea una de las formas más aconsejables de realizar deporte. Además, el entrenamiento de la fuerza a una edad muy temprana nos obligará en muchos casos a adoptar posturas inadecuadas que determinaran la forma de nuestro cuerpo y el desarrollo del mismo.
Por estos motivos es importante que realicemos deporte desde la más tierna infancia, pero de manera moderada, y siempre como un juego sin sobreentrenar ninguna de las partes del cuerpo, ya que los efectos negativos pueden ser mayores que los beneficios que nos aportará en el futuro ese entrenamiento.
Imagen | geowillis
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