Cuando una persona desea ponerse en forma no conoce exactamente el significado o qué implica esta expresión por lo que tampoco sabe muy bien qué tipo de entrenamiento seguir, si aeróbico o anaeróbico.
En este artículo te explicamos estas dos grandes opciones que tienes a la hora de entrenar, qué te aporta cada una y cómo no son excluyentes entre si.
¿Qué debemos entender por entrenamiento aeróbico?
Cuando hablamos de entrenamiento aeróbico nos referimos a aquellas actividades o esfuerzos que requieren del sistema cardiorrespiratorio principalmente para llevarse acabo. Así mismo, las principales adaptaciones o mejoras que experimentaremos estarán relacionadas con este sistema como por ejemplo la hipertrofia o crecimiento del ventrículo izquierdo del corazón que nos permite bombear sangre mejor o una mayor captación de oxígeno, es decir, la capacidad de usar más eficientemente el oxígeno por parte de nuestras células.
Además, este tipo de actividades están directamente relacionadas con la grasa como sustrato energético principal, que no exclusivo. En definitiva nos estamos refiriendo a todos aquellos esfuerzos, actividades o deportes que se desarrollan a baja o media intensidad y durante plazos de tiempo medios y largos. Un ejemplo sería el running o el ciclismo.
¿Qué debemos entender por entrenamiento anaeróbico?
Por otra parte, el entrenamiento anaeróbico hace referencia a aquellos deportes, ejercicios o actividades que requieren de la contracción muscular para llevarse a cabo. Las principales mejoras y adaptaciones tendrán lugar en estructuras como nuestros músculos, huesos, ligamentos y tendones, los cuales nos permitirán ser más fuertes y más rápidos.
Este tipo de ejercicios se consideran de alta intensidad y tienen lugar en plazos de tiempo muy cortos como por ejemplo un sprint, lanzamientos de peso, series de pesas o saltos. El sistema energético primordial es el de los fosfágenos y el glucolítico, es decir, el que implica a la glucosa como fuente de energía.
¿Qué elegir si quiero empezar a entrenar?
Lo primero que debes preguntarte es qué quieres conseguir. Puede que simplemente desees estar en forma a nivel general. Si este es tu caso, no lo dudes: combina entrenamiento de fuerza en casa o en el gimnasio con entrenamiento cardiovascular, ya sea a través de clases dirigidas, correr, nadar. bailar, boxear o andar en bicicleta.
Si tienes claro que únicamente deseas ganar masa muscular, hacerte más fuerte y mejorar tu composición corporal, pon la lupa en el entrenamiento de fuerza pero no por ello pierdas de vista el entrenamiento aeróbico ya que es posible que en los momentos que desees centrarte en la pérdida de grasa, tengas que practicarlo.
Por último puede que tengas claro que lo tuyo son los deportes de resistencia y que de hecho te gusten más las actividades de larga duración como correr, nadar o andar en bici. Si este es tu caso, prioriza el entrenamiento aeróbico ya sea en casa o en el gimnasio pero no por ello olvides el entrenamiento de fuerza ya que por un lado es necesario para prevenir lesiones y por otro puede ayudarte a recorrer distancias más rápido o a fatigarte a nivel muscular más tarde.
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