El entrenamiento de fuerza es un tipo de entrenamiento que ha cobrado mucha importancia a lo largo de los últimos años por los resultados que ha conseguido en cuanto a la mejora de la forma física y la salud.
A partir de cierta edad, la masa muscular, la masa ósea, la cognición, etc., van disminuyendo progresivamente. Se ha observado que realizar este tipo de entrenamiento a partir de cierta edad, puede retrasar e, incluso, mejorar el estado físico y cognitivo de las personas mayores.
A continuación, vamos a explicar el porqué y las claves por las cuales, las personas mayores de 50 años, deberían entrenar fuerza.
Controla la técnica
Lo primero que hay que saber es que la grandísima mayoría de lesiones ocurren por accidentes. En ese caso, os recomendamos dos cosas.
La primera es que supervise la técnica en los ejercicios, y la segunda es que se priorice la técnica siempre por encima del peso.
Es normal que cada vez se quiera levantar más, porque esto va a permitir progresar, pero si se hace a costa de la técnica, es más que probable que esto te lleve a sufrir una lesión.
Hablando de la técnica, aunque por lo general se recomienda que se levante el peso de forma rápida y explosiva, en caso de personas mayores, recomendamos que esta técnica sea más pausada para que puedas ejercer un buen control motor sobre los ejercicios.
Al fin y al cabo, en esta etapa, el sistema hormonal va disminuyendo, por lo que los niveles de testosterona, no son tan altos como alguien más joven. La testosterona es la principal hormona que va a influir sobre las ganancias de masa muscular, y si esta no está elevada, se ganará fuerza principalmente por la mejora de la coordinación neuromuscular, es decir, la forma en la que tu cerebro recluta las fibras musculares para generar contracciones.
Incluye variedad en los ejercicios
Habría que incluir variedad en los ejercicios, ya que si trabajas siempre los mismos, se puede crear muchísimo estrés sobre ciertos músculos y articulaciones, generando problemas y empeorando el rendimiento.
Al principio, lo más recomendable para no cargar demasiado al cuerpo es, añadir únicamente un ejercicio multiarticular por sesión para no generar mucha fatiga, y el resto de los ejercicios que sean multiarticulares, aunque tampoco muchos, ya que no se sabe que volumen de entrenamiento son capaces de tolerar.
No sería conveniente realizar ejercicios que tengan que usar el peso corporal como resistencia a vencer. Es posible que tras un tiempo entrenando, podría haber cabida, pero al principio no es lo más recomendable.
Controla la intensidad
La intensidad, al principio, debería ser como máximo, del 70% 1RM. Como mínimo se recomienda que se descanse, como mínimo de 1 minuto.
Dentro de esta sección, es importante tener en cuenta la realización de los ejercicios estructurales, que son aquellos en los que la columna se comprime de forma axial y que puede suponer muchísimo riesgo para la integridad de la columna si se realiza mal.
Por ejemplo, ejercicios como la sentadilla o press militar, siempre hay que buscar la supervisión de alguien cualificado hasta que se considere que se realiza la técnica correctamente.
Descansos
Es muy importante planificar también los descansos, ya que una persona de mayor edad, no va a tener la misma capacidad de recuperación que una persona más joven, haciendo posible que haya un aumento de las lesiones o dolores musculares o articulares.
Aunque esto hay que individualizarlo, ya que no existen pautas generales para todo el mundo, lo más correcto sería empezar entrenando 2 días a la semana, sobre todo, para ir viendo la técnica, y pasar a 3 o incluso 4 días a las semana, siempre y cuando la intensidad y el volumen de cada sesión de entrenamiento sea el adecuado.
Disminuye el riesgo de osteoporosis
La osteoporosis es un trastorno del tejido óseo que se caracteriza por la pérdida de densidad ósea, provocando un mayor número de fracturas, sobre todo, en mujeres.
Se ha visto que el entrenamiento de fuerza es capaz de mantener sus huesos más fuertes y resistentes. Esto se debe a las respuestas hormonales que genera el entrenamiento de fuerza, que provocan que aumente la densidad ósea y por lo tanto, se eviten enfermedad relacionadas con la mineralización ósea.
A pesar de esto, el entrenamiento ha de estar bien planificado, ya que de no ser así y añadir más carga de la que tocaría, el riesgo de fractura, sobre todo en columna, cadera y rodillas, aumentaría considerablemente.
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Imágenes | IStock