Las gafas de sol son algo imprescindible a la hora de ir a la nieve. Para elegirlas echa un poco de lado el diseño y los colores y fíjate en lo que de verdad importa: la calidad de los cristales y su facultad para filtrar radiación ultravioleta.
También es muy importante que las lentes estén tratadas para evitar el reflejo de las superficies y que cuenten con una ventilación adecuada y así evitar que la gafa se empañe, con el consecuente peligro que lleva.
El sol en la Sierra se hace más potente y dañino para los ojos, ya que se refleja en los cristales de nieve y nos llega mucha más cantidad de radiaciones a los ojos. La falta de protección ocular puede ocasionar desde leves molestias a cegueras temporales y lesiones graves y difíciles de curar.
La ergonomía y comodidad también son importantes. Aunque las gafas de varilla puedan resultar más estéticas son más vulnerables cuando te caes. Por el contario, unas gafas de ventisca tienen más amplitud de visión, mayor sujeción y suelen ser más adaptables a nuestra cara y nariz.
También hay otro elemento a tener en cuenta, las gafas con pantalla simple o doble. La pantalla simple tienen un tratamiento de superficio antivaho sólo por la cara interna y las de pantalla doble dejan un espacio de aire entre las dos pantallas que evita la formación de vaho.
El color de la lente también tiene su funcionalidad al adaptarse correctamente a la luminosidad exterior. En este sentido hay varios tipos de cristales según la intensidad luminosa:
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Como último consejillo, evita guardar las gafas en la chaqueta porque se acabarán empañando, ponlas encima de la cabeza si no vas a utilizarlas. Y en las gafas de pantalla simple cuidado al limpiarlas por el interior, puedes quitar la capa antivaho y cargarte su función.
Vía | Canalesquí