Todos los veranos la historia se repite. Una huelga de servicios mínimos muy oportuna, colas interminables en las terminales de aeropuertos, calores de espanto en las principales capitales españolas y, como no, el evento más importante del verano, El Camino de Santiago: Una forma de evadir todos los problemas anteriores. Lejos de las tecnologías, los calores y los problemas cotidianos... los caminantes realizan cientos de kilómetros con el objetivo de superarse, conocer gente, peregrinar, ...
La preparación física es uno de los aspectos más importantes para lograr que la peregrinación sea un éxito. No sólo para tener la satisfacción de haberla finalizado, sino también para disfrutarla y, así, conseguir que se convierta, posiblemente, en una de las vivencias más gratificantes de nuestra vida. Una mala preparación, producto de la improvisación, puede llevarnos al abandono o, lo que todavía es peor, puede convertir cada etapa en un calvario.
¿Cuales son los aspectos más importantes a tener en cuenta?
En la preparación física debemos tener en cuenta dos cosas fundamentalmente: El material que llevaremos encima (el peso de la mochila) y el calzado que utilizaremos. Durante el entrenamiento, emplearemos los materiales que nos llevaremos al viaje para acomodarnos a él. Primero en periodos de 30-40 minutos y luego en periodos más largo que durarán hasta dos horas. Lo ideal es realizar tres o cuatro salidas a la semana e incrementar el tiempo progresivamente durante un mes.
También es muy importante realizar ejercicios de estiramientos después de cada sesión. Las zonas a incidir serán los hombros, las cervicales, la espalda y las piernas.
Además, deben tenerse en cuenta otros aspectos igual de importantes:
El peso de la mochila: No debe superar el 10-12% del peso corporal y debe formar parte de nuestra preparación. Debemos entrenar con ella y acostumbrarnos a su uso preferiblemente cargada. La ropa técnica, ligera y transpirable nos ayudará a disminuir el peso y aumentará la comodidad de la marcha.
La disposición del material en la mochila: Hay que separarlo todo de manera funcional y colocar los objetos más pesados en el fondo para acercar su peso al centro de gravedad. Utiliza los bolsillos laterales para cámara de fotos, movil, navaja, gorra, crema solar y cosas que uses a menudo.
Las primeras etapas: Deben ser moderadas, en distancia y ritmo. Incrementar progresivamente los primeros días de 20-30km a 40-50km por etapa como máximo.
Andar de noche: Muy poco aconsejable e inseguro. En caso de necesidad, imprescindible chaleco reflectante y frontal luminoso que nos deja las manos libres para caídas eventuales.
La señalización: Solo hay que seguir las flechas amarillas. En caso de pérdida hay que conservar las calma y dirigirse al pueblo más cercano.
Objetos de valor: Los robos en los albergues son poco frecuentes porque todo el mundo viaja con el mismo objetivo, aun así tomar medidas básicas: no perder las cosas de valor de vista u olvidarlas en el albergue durante el paseo por el pueblo. Preferiblemente dejar portátiles, GPS, cámara reflex y joyas en casa.
Movil: Útil para emergencias, mejor será racionalizar la batería. Es buena idea mantenerlo apagado la mayor parte del día y cargarlo un poco por la noche en el albergue. No habrá muchos enchufes, así que no hay que abusar de la confianza y paciencia de los demás. Respeto en el albergue: colocarlo en silencio y hablar en voz baja en las zonas comunes para no molestar a los viajeros que están descansando.
Botas secas: ¡Imprescindible! Un truco infalible es colocar varias hojas de periódico arrugadas y apretadas, cambiándolas cada hora.
Botiquín: ¡Imprescindible! Lo básico será: Protección solar, gel antifricción para las botas, antiséptico, amoniaco para picaduras de insectos (afterbite), tiritas, 1 venda elástica y una navaja.
Ahora ya sabes todo lo que hace falta. ¡Suerte en el viaje y mantednos informados!
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