Cuando hablamos del origen de las grasas trans, os contábamos que la mayoría deriva del procesamiento industrial de los aceites vegetales, sin embargo, en algunos alimentos también hay grasas trans de forma natural. Hoy nos preguntamos si éstas son igual de peligrosas que las artificiales.
En el estómago de los rumiantes se pueden generar éste tipo de grasas, por eso, alimentos como los lácteos y las carnes en general, pueden tener grasas trans naturales. No obstante, éstas no suelen ser motivo de preocupación para las autoridades sanitarias, quizá porque la cantidad que éstos alimentos poseen es mínima y como consumidores, podemos evitarlas fácilmente.
A diferencia de las grasas trans artificiales, que recientemente ha ordenado eliminar la FDA en Estados Unidos, las grasas trans naturales se encuentran en escasas proporciones en los alimentos y nosotros, podemos reducir aun más la cantidad que ingerimos al consumir carnes o lácteos si escogemos las versiones más magras o desnatadas.
Las grasas trans artificiales no sólo se esconden en una gran cantidad de alimentos procesados, sino que además, se encuentran presentes en mayores proporciones y acompañadas de nutrientes generalmente poco sanos, por ejemplo, en las patatas fritas de bolsa tenemos sal, grasas trans e hidratos refinados, en la bollería industrial tenemos azúcar y grasas trans en exceso y así podríamos dar diferentes ejemplos.
Por el contrario, en las carnes y lácteos que son los alimentos que poseen grasas trans naturales, además de grasas encontramos proteínas de calidad, por lo que, nunca tendemos a comer en grandes proporciones los mismos.
Sin embargo, debemos consumir la menor cantidad posible de grasas trans, por ello, al momento de elegir, escoge carnes magras y lácteos bajos en grasas o desnatados y recuerda, reducir al máximo la ingesta de alimentos procesados.
Más información en | FDA
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