El síndrome compartimental es una de esas patologías frecuentes que se suele solucionar por sí misma con un poco de descanso, pero que a los deportistas que llevan al límite su entrenamiento sí que les puede afectar. Para entendernos, un síndrome compartimental bastante frecuente, es lo que provoca el dolor en la zona tibial de las piernas cuando vamos a andar por el monte y nos damos “una buena paliza”.
Se trata de una lesión que afecta a zonas del cuerpo con poco espacio para la dilatación (como la zona tibial de la pierna o el antebrazo), produciendo una compresión en el complejo nervioso, vascular y muscular. Durante el esfuerzo, los tejidos blandos (sobre todo musculatura y sistema circulatorio) se expanden para suministrar o utilizar los nutrientes y el oxígeno necesario para seguir funcionando.
El problema llega cuando esta dilatación está limitada por la fascia (envoltura que recubre las citadas estructuras nerviosa, vascular y, muscular). La fascia no tiene capacidad de extenderse por lo cuál, si cualquiera de las estructuras contenidas en la misma se dilata, produce irremisiblemente un aumento de presión sobre las demás.
Los síntomas son: dolor intenso y continuo, pérdida de la sensibilidad, cambios en la coloración de la piel y pérdida de fuerza.
Cuidado con los esfuerzos que realicemos superando la sensación de dolor; un síndrome compartimental puede surgir, por ejemplo, de un sobreentrenamiento en el que no hayamos permitido a la musculatura recuperarse después de un ejercicio intenso. El problema de esta “estrangulación” de los tejidos es que la falta de oxígeno puede originar una fibrosis del músculo que, además de muy dolorosa, perjudique a su función.
Una atleta a la que admiro por sus logros en el plano deportivo y social es Cathy Freeman, velocista en 400 metros en las olimpiadas de Sidney, que tenía la costumbre, una vez que llevaba a sus piernas al límite, de sumergirse en un bidón de agua con hielo hasta la cintura para prevenir problemas como el síndrome compartimental. El efecto del frío, como ya hemos dicho otras veces en Vitónica, tonifica los músculos y genera una vasoconstricción que permite evitar la dilatación muscular excesiva.
Vía | Hoysport
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