El dolor de espalda es una de las patologías más frecuentes en toda la población: lo más importante para su tratamiento es identificar las causas que lo provocan. Muchas veces las patologías de espalda como, por ejemplo, la actitud escoliótica, pueden tratarse y mejorarse a través del ejercicio físico y la educación postural.
Antes de nada deberíamos asegurarnos de si aquello que sufrimos es escoliosis o una actitud escoliótica para poder aplicar el tratamiento adecuado. Veamos cuáles son las diferencias entre estas dos patologías.
Escoliosis: cuanto antes la tratemos, mejor
La escoliosis es una patología de la espalda en la que la columna sufre una desviación lateral de más de 10 grados y está acompañada por una deformación de la estructura ósea. Se trata de una patología tridimensional ya que, además de la desviación lateral, las vértebras suelen sufrir una rotación, y la columna se ve desplazada hacia atrás o hacia delante.
Los tipos de escoliosis se clasifican según sus causas, siendo la más habitual la escoliosis idiopática (por causas desconocidas). También puede obedecer a causas congénitas (malformaciones) o a factores neuromusculares. La escoliosis afecta solamente a un 3,5% de la población, en su mayoría mujeres: por cada varón escoliótico hay cuatro mujeres con esta patología.
La escoliosis suele detectarse a una edad temprana, entre los 3 y los 18 años, y sus síntomas más característicos son una altura desigual en los hombros o en las crestas ilíacas, frecuente dolor lumbar o desequilibrio de la pelvis. La escoliosis requiere de un diagnóstico clínico, pudiendo en algunos casos ser necesario el tratamiento con cirugía.
Actitud escoliótica: corregible mediante educación postural
La actitud escoliótica, sin embargo, sí es algo que podemos ver bastante a menudo. La diferencia con la escoliosis consiste en que en el caso de la actitud escoliótica, ésta es una desviación lateral menor a los 10º y corregible de forma voluntaria. Es una patología que se debe a causas externas, por lo que una vez identificada y corregida esta causa se mejora notablemente el grado de desviación.
La actitud escoliótica se clasifica según los factores que la causa: puede ser postural, histérica (tiene una base psicológica, aunque es poco frecuente), compensatoria, antiálgica (adoptamos una mala postura para paliar el dolor) o inflamatoria de vecindad (debido a otras patologías, por ejemplo, una apendicitis).
¿Qué podemos hacer para mejorar una escoliosis o una actitud escoliótica?
En el caso de la actitud escoliótica, lo más importante es identificar las causas de esta patología y actuar directamente sobre ellas para corregirlas. La educación postural a través de disciplinas como Pilates es muy beneficiosa, ya que ayuda a reequilibrar nuestro cuerpo.
El fortalecimiento de toda la musculatura del torso, haciendo especial hincapié en los músculos profundos del abdomen y en otros como los erectores espinales o los multífidos es especialmente aconsejable para mejorar el estado de estas patologías.
Aprender cómo funciona nuestra columna (aunque sólo sea lo básico), cómo responde cada uno de los segmentos que la forman frente al movimiento y cómo realizar ejercicios de forma correcta nos hará en nuestra vida diaria y en nuestras actividades deportivas más efectivos y eficientes.
En Vitónica | Pilates para mejorar la escoliosis Imagen | Wikipedia
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