Seguramente no existe quién no haya sufrido un esguince de tobillo. Esta lesión puede ocurrirnos mientras realizamos actividades deportivas (es el caso más común), pero también desempeñando tareas cotidianas, laborales, recreativas o en las más insólitas circunstancias. Es que nadie está libre de realizar un mal movimiento sobre su pie y afectar la articulación del tobillo, pues la misma está sometida al esfuerzo de soportar nuestro peso, además del esfuerzo que le imponen los movimientos.
Los esguinces pueden ocurrirnos como una lesión aislada, por única vez en la vida, pero también podemos tener una “tendencia” a ellos. Pues el esguince es un desplazamiento del tobillo hacia uno u otro costado del pie, lo que produce la ruptura de los ligamentos, con su consecuente debilitamiento, lo que ocasionaría un nuevo esguince ante un movimiento incorrecto. Con el agravante de que cuantas más lesiones hayamos sufrido, más sencillo será que se produzca una lesión nueva.
Por otra parte, algunas personas tienen una debilidad congénita en sus tendones, lo cual los convierte en víctimas frecuentes de los esguinces. Ni que hablar que si a esto le agregamos un sobrepeso, las posibilidades de sufrir un esguince se multiplican varias veces. Esto no significa que no puedan practicar deportes, por el contrario, con la debida supervisión y entrenamiento, el deporte resulta esencial para fortalecer dicha zona y mejorar su calidad de vida.
A pesar del intenso dolor que un esguince ocasiona, con un tratamiento adecuado se cura en varios días, siempre y cuando no retomemos las actividades dañinas por un par de semanas. Aunque no solemos darle mucha importancia a este tipo de lesiones, podrían convertirse en problemas crónicos sin la debida atención y cuidados, limitando nuestra movilidad.
Tipos de esguinces de tobillo
Como en toda lesión, también existen diferentes tipos de esguinces de tobillo, que dependen de la gravedad de la lesión en los ligamentos.
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Esguince de primer grado: en esta lesión, los ligamentos solo sufren una distensión. Este tipo de esguince sólo provoca una leve inflamación. Pero tengamos cuidado de no comenzar las actividades deportivas antes de quince o veinte días.
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Esguince de segundo grado: tenemos la rotura parcial de los ligamentos. En esta lesión nos toparemos con una inflamación instantánea, que no nos dejará apoyar el pie debido al dolor y a la falta de firmeza en los ligamentos. En este caso, lo mejor que podemos hacer es guardar reposo total y consultar con el médico.
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Esguince de tercer grado: es el más grave de todos y presenta una rotura total de ligamentos (puede ser uno o más ligamentos). Requiere de varias semanas de reposo para que los ligamentos cicatricen. Es sumamente doloroso y debemos consultar con el médico, pero en general no necesita de cirugía.
Los diversos tratamientos para esguinces de tobillo
El tratamiento de los esguinces de tobillo está orientado a disminuir la inflamación como primera medida. Esto reduce el dolor, que es el punto que más suele preocuparnos. Por lo general, los médicos nos aconsejan reposo y la aplicación de hielo durante los dos primeros días luego de la lesión, además del uso de un vendaje.
Cuando el dolor es muy intenso, utilizaremos muletas para evitar descargar el peso del cuerpo sobre el tobillo lesionado. En lesiones más importantes podemos necesitar una férula o yeso, para inmovilizar la zona y evitar aumentar el daño en los ligamentos. Debido a que el esfuerzo adicional en los ligamentos lesionados, no solo impide que la inflamación se reduzca, sino que podría empeorarla.
Otra medida para reducir la inflamación, consiste en colocar el pie en alto, ya sea apoyado sobre cojines en la cama o sobre un taburete si estamos sentados. Lo importante es que el pie esté un poco más elevado que el corazón, para que la circulación sanguínea sea en dirección contraria al pie.
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