En anteriores ocasiones hemos hablado de en qué consiste el entrenamiento con sogas. El rope training es una modalidad que se ha puesto muy de moda, sobre todo entre las personas que se dedican a practicar Crossfit, ya que muchos circuitos lo incluyen como actividad dentro de su programación de rutinas. Nosotros hemos destacado los beneficios de esta actividad, pero en esta ocasión nos vamos a detener en sus posibles riesgos.
De todos es sabido que el crossfit es un tipo de entrenamiento intensivo que nos ayudará a quemar más calorías mientras que entrenamos de manera rápida e intensa los diferentes músculos que componen nuestro cuerpo. Pero también hay que tener en cuenta que es una modalidad de entrenamiento que requiere mucha concentración, control del cuerpo y preparación física para poder hacer frente satisfactoriamente a las diferentes rutinas de entrenamiento. Esto mismo es lo que sucede a la hora de practicar el rope training.
Elegir bien el grosor de la soga para no lesionarnos
Ante todo hay que tener presente que existen diferentes grosores de soga a la hora de ejecutar los diferentes ejercicios con este aparato. Por ello es necesario ante todo elegir el que más se adecúa a nuestra forma física. Si elegimos una cuerda más grande correremos muchos más riesgos de hacer más cualquier ejercicio que ejecutemos con ellas que de conseguir un buen resultado. Por ello elegir bien la soga es el primer paso que hay que dar.
Agarrar mal las sogas, un riesgo elevado
Agarrarlas de manera adecuada es también otro punto a tener en cuenta, ya que uno de los mayores riesgos a la hora de entrenar de este modo es producirnos lesiones en las muñecas y antebrazos. Esto suele deberse a que cargamos la intensidad en esta parte del cuerpo. Es cierto que es un importante punto de apoyo en todo el ejercicio, pero simplemente debe ser un nexo de unión con la soga, ya que la tensión la tiene que aguantar la parte trabajada, pues de otro modo no estaremos ejercitando bien los músculos y podemos lesionarnos la parte de las muñecas y antebrazo.
Cuidado con la espalda
Otra zona de riesgo a la hora de trabajar con estas sogas suele ser la espalda. Normalmente se debe a que la colocamos mal cuando estamos realizando el ejercicio o por el contrario tendemos a encogernos con los hombros hacia adentro. Esta postura repetida una y otra vez puede acabar por generar una lesión en la espalda. Por ello es necesario tener muy presente la colocación correcta, relajada y recta de la espalda, a pesar de que realicemos transiciones rápidas que a veces nos impiden concentrarnos en mantener una buena postura.
Controla la colocación de las piernas para eliminar lesiones
Otro punto a tener en cuenta es la colocación de las piernas, y es que nunca han de estar en tensión. Son un punto de anclaje al suelo importante, pues parte de la tensión y del empuje la aguantarán ellas en vez de la zona lumbar. Para conseguir esto lo ideal es colocarnos con las piernas ligeramente dobladas para no mantenerlas rígidas y así distribuir la tensión por todas ellas, sin acumularla en una determinada parte, que al final es lo que hace que corramos riesgos innecesarios de lesión.
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