A la hora de entrenar siempre es más recomendable aislar cada extremidad para que cada una de ellas aguante el mismo peso y lograr unos mejores resultados. Normalmente esto es lo que buscamos, pero no siempre la carga está equilibrada, cuando esto sucede corremos una serie de riesgos que nos pueden pasan factura.
Muchos de los ejercicios que realizamos en el gimnasio se hacen con máquinas que nos guían en los movimientos que debemos realizar. Otros en cambio los hacemos con pesos que añadimos a un movimiento que realizamos nosotros mismos sin una máquina que nos guíe. Por lo general utilizamos el mismo peso para un lado u otro, pero no siempre es así, cuando esto sucede se crea un desequilibrio de peso que es perjudicial para nuestro cuerpo.
En la mayoría de los casos siempre tenemos más fuerza en una parte del cuerpo que en otra. Esto no quiere decir que donde tenemos más fuerza debemos levantar más peso que en la parte más débil. Siempre debemos intentar levantar la misma cantidad en ambas partes del cuerpo, ya que tenemos que buscar el equilibrio.
Entrenar con un peso desequilibrado es algo muy nocivo para nuestro cuerpo. Con esta práctica conseguiremos desequilibrar nuestra musculatura, ya que desarrollaremos más un lado que otro. Este desequilibrio, además de no ser estético, pues una parte estará más desarrollada en detrimento de la otra, será nocivo para nuestros huesos y articulaciones.
Este desequilibrio puede provocarnos problemas articulares, desviación de columna, deterioro de la postura.... A la larga podemos llegar a desarrollar malas posturas como adelantamiento de hombros, un hombro más elevado que otro... En el caso de los músculos antagonistas como los abdominales/lumbares; pectoral/dorsal; bíceps/tríceps... es importante entrenarlos por igual, es decir, con la misma intensidad y el mismo número de ejercicios.
Normalmente no tenemos la misma fuerza en todos los músculos, y nos cuesta más realizar unos ejercicios que otros. A pesar de esto no podemos descuidar el entrenamiento de las zonas que más nos cuestan, ya que siempre tenemos que mantener un equilibrio entre las diferentes partes de nuestro cuerpo para mantenernos en plena forma. De nada sirve entrenar por entrenar, siempre debemos usar la cabeza y controlar en todo momento lo que hacemos y cómo lo hacemos.
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