La gran mayoría de nosotros tiene una serie de manías a la hora de realizar diferentes actividades. El deporte no podía ser menos, y es que solemos adoptar una serie de costumbres y hábitos que muchas veces es difícil evitar. Uno de los que más han dado que hablar es el de masticar chicle mientras estamos realizando una actividad deportiva. Nosotros en esta ocasión queremos detenernos en este punto y ver qué puede suponer para nosotros hacerlo.
El chicle es algo que está muy extendido y que la mayoría de nosotros suele masticar de vez en cuando para matar el hambre, la ansiedad o simplemente por gusto. Normalmente se suele reservar a momentos de asueto, no a actividades deportivas, aunque es cierto que muchas personas lo mastican cuando están practicando deporte. Esto precisamente ha hecho a mucha gente preguntarse si es correcto o no hacerlo.
Preparar el organismo para ingerir alimento
Antes de nada debemos tener presente que cuando masticamos chicle desencadenamos en el organismo una serie de efectos, ya que se trata de obligarnos a masticar sin estar comiendo nada. El exceso de saliva es mayor, y ponemos a nuestro estómago a trabajar y preparar los jugos gástricos necesarios para comenzar a hacer la digestión, ya que el organismo interpreta que vamos a comer alimento.
Este proceso que se desencadena en el organismo no será nada beneficioso a la hora de hacer deporte, ya que al preparar el estómago para una posible digestión, parte de la circulación sanguínea se desvía al estómago, evitando así su total aprovechamiento a nivel muscular. Por ello esta acción puede afectar a nuestro rendimiento a la hora de hacer ejercicio, ya que no tendremos la cantidad de sangre que necesitamos a nivel muscular.
Problemas para mantener una respiración constante
El chicle también pude ser un inconveniente a la hora de mantener una respiración constante, necesaria a la hora de realizar ejercicio, sobre todo en el aeróbico. La respiración es un punto importante a la hora de realizar cualquier actividad, ya que debemos inspirar por la nariz y expulsar el aire por la boca. Hasta aquí comer chicle no representaría ningún problema, pero cuando la intensidad de la actividad es elevada, también inspiramos aire por la boca. En este momento el chicle será un impedimento, ya que masticarlo nos evitará realizar una correcta inspiración y control de la respiración.
Riesgo de atragantarnos
Al margen de todo esto, el chicle puede llegar a representar un peligro a la hora de hacer deporte. Sobre todo porque mientras estamos realizando la actividad en cuestión, estamos concentrados en ella y en los músculos que estamos trabajando, dejando de lado lo que tenemos en la boca, y adoptando el movimiento de masticar como algo mecánico. Al perder el control sobre el chicle corremos el riesgo de tragárnoslo y atragantarnos. Por ello lo mejor es prescindir de él cuando estamos practicando deporte.
Evita la sequedad de la boca
Pero no todo en torno al chicle y el deporte es malo, sino que para muchas personas es una manera de evitar la sed y la sensación de boca seca, ya que al masticar, la segregación de saliva es constante. Junto a esto hay que tener presente que para muchos masticar chicle es un amanera de evitar acumulaciones de tensión producidas a la hora de hacer deporte. Esta tensión suele traducirse en rechinamiento de dientes o apretar la mandíbula al máximo. Si tenemos chicle, conseguiremos evitar esto masticándolo. Por ello es bueno saber cuándo lo podemos utilizar y cuando no, a pesar de no ser la mejor solución mientras hacemos deporte.
Imagen | Greatist
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