El cáncer es una enfermedad en la cual la sobrevida depende en gran medida de la detección precoz y de los hábitos que llevamos. Estos últimos también resultan claves para su prevención. Por eso, revelamos 13 factores que aumentan el riesgo de sufrir cáncer de mama, pues muchos de ellos podemos controlarlos y evitarlos.
El consumo de alcohol
El consumo de alcohol produce diferentes efectos en nuestro cuerpo que no sólo elevan el riesgo de sufrir cáncer de mama sino también, que pueden incrementar la agresividad del mismo y las posibilidades de que se produzca metástasis como señala un estudio publicado en la revista JAMA.
Lo peor es que aun con un consumo bajo a moderado de alcohol el riesgo de sufrir cáncer de mama se incrementa, pues se ha comprobado que una ingesta de entre tres y seis bebidas a la semana ya aumenta las posibilidades de desarrollar la enfermedad.
Así, lo recomendable es evitar al máximo el alcohol en nuestra vida, pues no hay una dosis segura y su ingesta constituye un factor de riesgo controlable para el cáncer de mama.
Sufrir sobrepeso u obesidad
El exceso de peso y grasa corporal puede influir considerablemente sobre nuestro metabolismo y alterar hormonas que predisponen al desarrollo de cáncer de mama así como agravan su pronóstico una vez detectado como concluye una investigación publicada en Obesity Reviews.
De hecho, la obesidad se ha vinculado a diferentes tipos de cáncer y se ha comprobado que perder peso tras la menopausia reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Por ello, siempre es aconsejable mantener un peso sano en todas las etapas de la vida y para ello, nuestros hábitos son grandes responsables. Así, estamos ante un factor de riesgo más que podemos controlar.
El sedentarismo
El sedentarismo es un gran factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de mama y por el contrario, la actividad física regular puede reducir no sólo su desarrollo sino también su recaída, pues colabora también con el tratamiento de la enfermedad.
Es otro factor de riesgo que podemos evitar y necesitamos movernos al menos unos 150 minutos a la semana a una intensidad moderada para prevenir el efecto negativo del sedentarismo sobre la salud, que en el caso de que seamos mujeres, eleva en hasta un 71% el riesgo de sufrir cáncer de mama.
La elevada edad materna en el primer parto
Muchos tipos de cáncer están estrechamente vinculados a hormonas reproductivas, por eso, un estudio evaluó su relación con el riesgo de cáncer de mama.
Así, se observó que el aumento de la edad materna en el primer parto se asocia a mayor riesgo de cáncer de mama así como de ovario y endometrio, mientras que la lactancia resulta protectora así como la multiparidad (tener dos o más partos).
Este es un factor que todas debemos conocer pero que muchas veces no podemos controlar fácilmente, pues resulta altamente influenciable por otras condiciones de la vida actual.
El estrés
El estrés psicológico o percibido y que finalmente puede alterar el funcionamiento interno de nuestro cuerpo, o aquel que se manifiesta físicamente en el organismo constituye se ha asociado a mayor presencia de cáncer de mama.
Los radicales libres del oxígeno, propios del estrés oxidativo podrían participar en el desarrollo de la enfermedad como señala un estudio publicado en Breast Cancer Research y la presencia de estrés en la vida cotidiana podría incrementar la recurrencia o el riesgo de recaída según se ha observado.
Por todo esto, resulta fundamental controlar los niveles de estrés en el día a día, ejercitándonos con regularidad, realizando actividades relajantes, organizándonos, diciendo "no" simplemente o descansando mejor para alejarnos de este factor de riesgo tan prevalente en la actualidad.
No amamantar
La lactancia materna protege ante el cáncer de mama de diferentes formas, pero una investigación publicada en The Lancet sugiere que además, el no amamantar constituye un factor de riesgo evitable que en la actualidad favorece la alta incidencia de esta enfermedad.
Por todo esto, intentemos amamantar a nuestros hijos y hacerlo por el mayor tiempo posible, pues no sólo beneficiará su desarrollo sino nuestra salud alejándonos de diferentes enfermedades, entre ellas, el cáncer de mama.
La terapia de reemplazo hormonal
Para prevenir los efectos negativos que ocasiona la menopáusia, muchas son las mujeres que emplean una terapia de reemplazo hormonal que entre otras cosas, reduce el riesgo de osteoporosis.
Sin embargo, su empleo se ha asociado a mayor incidencia de cáncer de mama, sobre todo si en la terapia se emplean estrógenos y progestágenos combinados.
Aquí siempre es prudente analizar riesgos y beneficios, pues si es posible, se aconseja evitar la terapia de reemplazo hormonal.
Ser mujer también es un factor de riesgo
Es un factor de riesgo que no podemos modificar, pero debemos saber que por el sólo hecho de ser mujeres tenemos mayores probabilidades de sufrir cáncer de mama.
Se sabe que el cáncer de mama es biológicamente diferente en ambos sexos y quizá allí radique la distinción en la prevalencia.
Los genes hereditarios
Una mínima proporción (entre 5 y 10%) de los casos de cáncer de mama se deben a genes heredados que causan cáncer de mama, sobre todo a edades más tempranas.
Este gen fuertemente asociado con el desarrollo de cáncer de mama es el denominado BRCA2 y puede presentar hasta seis mutaciones diferentes como señala un estudio publicado en la revista Nature.
Se trata de un factor de riesgo no modificable pero al que podemos mantener bajo control con la ayuda de nuestros hábitos.
La raza: las mujeres afroamericanas tienen un riesgo mayor
Según un análisis sobre las tendencias de la incidencia del cáncer de mama, las afroamericanas tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad sobre todo cuando se es joven, a los 35 años o menos.
Mientras que en mujeres de raza blanca la probabilidad es mayor después de los 35 años de edad, siendo la mortalidad por cáncer más elevada en afroamericanas.
Una mayor densidad en la mama
Según se ha confirmado en un estudio publicado en 2006 la mayor densidad registrada por mamografía en el tejido mamario se asocia a mayor riesgo de cáncer de mama.
Al parecer, mayor porcentaje de glándula y tejido fibroso y menor proporción de grasa en la mama predispone a la enfermedad y lamentablemente, es un factor de riesgo que no podemos modificar.
La edad de menopausia después de los 55 años
La edad de la menopausia es otro factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de mama.
Se ha comprobado que las mujeres cuya edad natural de menopáusia es a los 55 años o más tienen el doble de riesgo de desarrollar cáncer de seno que las mujeres cuya edad de menopáusia fue a los 45 años o antes.
El tabaco
Los compuestos que se encuentran dentro de un cigarrillo podrían estimular el desarrollo de cáncer de mama como lo hacen con otros tipos de esta enfermedad.
Según se ha probado, el hábito de fumar de larga duración, el fumar antes del primer parto a término o el tabaquismo pasivo incrementan el riesgo de cáncer de mama, aunque las relaciones causales aun no han sido bien establecidas.
Sin embargo, el fumar es un hábito nocivo para diferentes aspectos de la salud y por ello, se recomienda siempre su abandono para cuidar al organismo.
Estos son diferentes factores de riesgo para el cáncer de mama, muchos de ellos que podemos evitar con un estilo de vida saludable.
Imagen | Pixabay, Unsplash, Wikimedia y Weiner Bros.
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