En un mundo cada vez más sedentarizado, estamos acostumbrados a ver niños obesos en todas partes, es más, tal vez tengamos alguno muy cerca nuestro. Pero, muy por el contrario de lo que se pensaba en el pasado, los niños con exceso de peso no representan el ideal de niño saludable, sino todo lo contrario. Estos niños son más propensos a sufrir enfermedades físicas y mentales, por lo que el deporte, constituye una alternativa para mejorar su calidad de vida y su salud.
La práctica del deporte favorece el desarrollo físico, mental y social del niño, y si la combinamos con una dieta equilibrada, estaremos ayudando a que se desarrollen saludables y felices. Pero tampoco nos vayamos a los extremos y obliguemos a los pequeños a convertirse en deportistas de elite, por el contrario, el deporte debe ser acorde a su edad y a sus capacidades. No vamos a pedirle a un niño con escasa motricidad que practique gimnasia olímpica. Cada uno tendrá el deporte que mejor le venga.
Sin embargo, no debemos olvidar que existen factores genéticos que influirán en el crecimiento y desarrollo de los niños y estos deben tomarse en cuenta a la hora de elegir los deportes que se practiquen. La práctica temprana del deporte tiene una importancia capital en el crecimiento y desarrollo final del niño. También le permite desarrollar habilidades como la coordinación motriz, la agilidad, el equilibrio, la percepción espacial.
En el plano social, el deporte favorece la comprensión de las normas establecidas, fomenta la responsabilidad y les permite manejar la vivencia de los fracasos y los éxitos. Por tanto, constituye una experiencia enriquecedora desde el punto de vista intelectual, físico y vivencial que propicia un desarrollo saludable y pleno.
Los médicos coinciden en señalar que la actividad física a edades tempranas fomenta el proceso de crecimiento, pues produce la estimulación del tejido muscular y óseo. Pero, claro, la práctica del deporte infantil siempre debe estar supervisada por un especialista, pues un esfuerzo incorrecto, una carga excesiva o superar las capacidades del niño, pueden ocasionar daños importantes, por el mismo motivo que pueden mejorar su desarrollo.
Por eso debemos considerar, que si bien el deporte puede favorecer su crecimiento si es practicado correctamente, del mismo modo, puede perjudicarlos si nos lo tomamos a la ligera. Existe un protocolo acerca de las edades adecuadas para cada tipo de ejercicio a fin de evitar lesiones y problemas futuros.
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Para niños menores de 5 años, es necesario que se fomente su desarrollo psicomotor, antes de emprender la práctica de algún deporte. Deben adquirir previamente habilidades de coordinación y equilibrio.
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Entre los 6 y 10 años, comienza el desarrollo de la fuerza muscular, en este momento están aptos para practicar deportes.
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Entre los 10 y 14 años, adquieren destrezas aeróbicas, aumentando su espectro de actividades.
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Entre los 14 y los 17 años, ya poseen buena fuerza muscular, por lo que pueden encausarse a una práctica particular.
En resumen, el deporte es un elemento altamente favorable para el desarrollo y crecimiento de los niños, siempre y cuando se tomen en cuenta las edades, condiciones físicas, y se les brinde la adecuada supervisión y control. Por ello debemos estimular a los pequeños a que practiquen deportes desde temprana edad, pero siempre sin presionarlos y buscando el que más les atraiga, dentro de sus posibilidades.
Imagen | Aka Kath
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