Verano, calor... ¡piscina! Si no tienes la suerte de pillar el mar a mano, o si eres de los que no disfruta especialmente de la sal y la arena, unos buenos remojones en la piscina pueden ser un enorme alivio cuando las temperaturas no hacen más que subir.
Claro que remojarse en el agua donde se remojan muchas otras personas también tiene sus riesgos y hace aumentar la probabilidad de contraer algunos tipos de infecciones. Están causados por microorganismos con los que entramos en contacto a través de la piel, al respirar el agua que se evapora o si tragamos agua aunque sea en pequeñas cantidades, así como por los productos químicos que se utilizan para limpiar y mantener las piscinas si estos procedimientos no se cumplen adecuadamente.
Diarrea y problemas intestinales
La diarrea es la más común de las enfermedades que se pueden contraer en la piscina según el Centro de Prevención de Enfermedades estadounidense. Está causada por bacterias como la E. coli, que proviene de los minúsculos rastros fecales que los bañistas dejan en el agua y puede vivir en el agua entre unas pocas horas y varios días, incluso en piscinas con un mantenimiento adecuado. Una vez que la contaminación se produce, solo hace falta que alguien trague un poco de agua que contenga esta bacteria para que pueda sufrir una infección.
Para evitar este riesgo, es importante que todo el mundo se duche antes de meterse en la piscina, para reducir la cantidad de microorganismos peligrosos que puedan llegar al agua y evitar bañarse si padeces alguna infección estomacal.
Dermatitis
El contacto prolongado con aguas contaminadas puede causar dermatitis, o erupciones en la piel. A menudo está causada por una bacteria llamada Pseudomonas aeruginosa y se caracteriza porque las ronchas suelen ser más intensas en las zonas cubiertas por el bañador y pueden aparecer ampollas en los folículos pilosos.
Para evitar este problema, es importante asegurarse de que la piscina tiene el mantenimiento adecuado. Además, quítate el bañador cuando salgas del agua y date una ducha, a ser posible con jabón. Lava el bañador cada vez que te lo quites y no dejes simplemente que se seque. Ten especial cuidad si te bañas en piscinas calientes o jacuzzis, ya que los productos de desinfección del agua se descomponen antes con el calor y por tanto tienen menos efecto.
Infecciones de oído
La otitis externa es un problema común en verano que se produce cuando se acumula agua en la zona externa del oído, hace de caldo de cultivo de los gérmenes y termina produciendo una infección. Normalmente no es un problema grave, pero sí incómodo: puede causar dolor y picor de oídos, y en los casos más graves, fiebre.
Para evitarlo, puedes bañarte con un gorro de baño y utilizar tapones de cera que impidan que el agua entre en tus oídos y se acumule. Si te entra agua, estos son algunos de los trucos que puedes utilizar para destaponarlos. Una vez destaponados, sécalos suavemente con una toalla pero no fuerces ni te introduzcas objetos extraños, o puedes terminar causándote más daño.
Enfermedades respiratorias
Son más comunes en las piscinas calientes y jacuzzis y pueden producirse cuando los bañistas respiran vapor de agua proveniente de aguas contaminadas con microorganismos. La más común es la que produce la bacteria de la legionela, una enfermedad respiratoria que puede llegar a ser muy grave.
En este caso es difícil evitar una infección por parte de los bañistas, la responsabilidad recae en los encargados del mantenimiento de la piscina, que deben estar pendientes de que esta tenga los productos desinfectantes y el nivel de pH adecuado para que no proliferen las bacterias.
Irritación de ojos y mucosas
¿Cuántas veces has salido del agua con los ojos completamente rojos o con picores al respirar? Puede deberse a un mal uso de los productos químicos que se utilizan para limpiar y mantener la piscina, pero también puede deberse a restos orgánicos en el agua (orina, sí, orina).
Según el Centro de Control de Enfermedades, en ocasiones la clorina que se utiliza para mantener las piscina se combina con otros compuestos provenientes de la orina, el sudor y otros fluidos con dos consecuencias negativas para la salud. Por un lado, ya no hay clorina combatiendo a los gérmenes, que es su función principal. Y por otro se forman cloraminas, un nuevo compuesto irritante para nuestras mucosas y vías respiratorias.
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