Ayer mismo saltaba una de las candidatas para ser la noticia más importante del año: el Instituto de Investigación del Cáncer, situado en Londres, presentaba posibles evidencia sobre la causa de la leucemia linfoblástica, recopiladas durante 30 años de investigación. Este tipo de cáncer es el cáncer infantil más común y estos resultados -aunque hay que tratarlos todavía con cuidado y prevención - de ser correctos, podrían suponer un importantísimo avance en la prevención del mismo.
Según su investigación, la enfermedad estaría causada por un proceso de dos pasos:
1- Una mutación genética: ocurriría en el feto antes del nacimiento y podría predisponer al niño a padecer leucemia. En cualquier caso, según estos investigadores, solo el 1% de los niños que tienen esta predisposición acabarían desarrollando la enfermedad.
2- Exposición a una enfermedad: la enfermedad podría llegar a desarrollarse al ser expuestos a una o más infecciones comunes. Siempre según los datos obtenidos por estos investigadores, esto podría darse en mayor medida en niños que, durante su primer año de vida, vivieran en ambientes excesivamente limpios y sin mucha interacción con otros bebés o niños. Además, otros elementos como la dieta también podrían influir.
Encontraban que este tipo de leucemia se da en mayor medida en sociedades avanzadas. Según su hipótesis podría deberse a la falta de exposición a microbios durante la infancia, lo que tendría un impacto en el sistema inmune. De ser así, esto implicaría que la enfermedad podría ser prevenible mediante tratamientos que estimularan y preparan al sistema inmune.
Según Greaves, quien aparece como autor del paper, no solo la leucemia, sino enfermedades como la diabetes tipo I u otras enfermedades autoinmunes podrían prevenirse preparando al sistema inmune de los niños durante su primer año de vida.
Esto se une al hecho de que, también ayer, la revista Nature publicaba los datos de una investigación realizada por el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi y Sunyer de Barcelona, en los que indicaban haber sido capaces de describir, por primera vez, el epigenoma completo de la leucemia linfática, lo que ayuda a saber cómo funciona la enfermedad, y podría ayudar a empezar a explorar tratamientos y fármacos.
Obviamente, estos datos hay que manejarlos con extremo cuidado. En la propia investigación realizada por Greaves se deja claro que la menor exposición a microorganismos patológicos han resultado un avance, ayudando a disminuir la mortalidad infantil, pero hipotetizan si este avance podría haber conllevado resultados inesperados, como la prevalencia de enfermedades lo con leucemia linfobástica.
Esto no significa que debamos exponer, inmediatamente, a nuestros hijos, a todo tipo de microbios, sino que debemos esperar esperanzados a que la ciencia continúe investigando esta posible causalidad y puedan, en algún momento, encontrar una vía de prevención. Parece que podríamos estar un poquito más cerca de ese día.
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