La leche materna es, sin duda, el alimento por excelencia para los bebés. Se ha demostrado que no sólo nutre a la perfección a los pequeños sino que, previene el desarrollo de muchas dolencias y enfermedades.
Se ha dicho anteriormente que la lactancia materna puede influir en el coeficiente intelectual de los niños, pero ésta es la primera vez que una investigación comprueba la hipótesis.
El macroestudio evaluó a 14.000 bebés que fueron alimentados exclusivamente con leche materna, es decir, no mezclaban lactancia materna y fórmulas lácteas.
Alrededor de la mitad de los bebés (elegidos al azar) que participaron en el estudio recibieron una lactancia materna exclusiva por mayor tiempo y luego de 6 años y medio se analizó el coeficiente intelectual de ambos grupos de niños y las calificaciones obtenidas en materias escolares como lectura, escritura o matemáticas.
Los hallazgos fueron verdaderamente una evidencia de que la lactancia materna exclusiva y prolongada promueve la inteligencia en los niños. Pero los investigadores aún no conocen el mecanismo por el cual la leche materna alimenta el coeficiente intelectual de los bebés.
Anteriormente se creía que la mayor inteligencia de los niños amamantados se debía a que las madres que daban de mamar a los pequeños eran más inteligentes y por lo tanto, no sólo dedicaban más tiempo a alimentar a sus bebés, sino que, les leían más, les hablaban, interactuaban más con ellos y por eso, promovían su desarrollo cerebral.
Pero este estudio, seleccionó al azar los niños que recibieron por mayor tiempo la lactancia con el objetivo de evitar la influencia de las particularidades maternas.
Entonces, los científicos piensan que la lactancia materna promueve la inteligencia por un mecanismo hormonal, por alguna reacción física o emocional o bien, por la mayor interacción con el bebé que requiere amamantarlo por más tiempo.
Sea cual sea el mecanismo de acción, se sabe que la leche materna reduce infecciones, problemas gástricos, alergias, y las posibilidades de desarrollar obesidad, hipertensión y diabetes. Además, los niños amamantados son más sanos en general, más alegres y, ahora se sabe, más inteligentes.
La lactancia materna es el mejor método para que la madre contacte con su hijo y lo alimente sabiamente. Por ello, no existe obstáculo alguno para impedir a nuestros niños ser más sanos, fuertes e inteligentes.
Vía | 20minutos En Vitónica | Los hábitos alimenticios se heredan
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