Los que trabajamos varias horas sentados nos hemos preguntado en alguna ocasión cual es la manera más eficaz de prevenir molestias e incluso lesiones por pasar tanto tiempo en la misma postura. La respuesta no es identificar la mejor silla sino encontrar una que nos obligue a adaptarnos de forma dinámica.
Desde que las empresas de material de oficina y las de muebles han entrado en el mundo de la ergonomía, ofrecen opciones más o menos sofisticadas pero que, en mi opinión, ofrecen una característica incorrecta: están diseñadas para hacernos permanecer quietos.
No estamos hechos para permanecer sentados. Las dos únicas posturas que el ser humano puede adoptar de forma duradera son la bipedestación (unida a la marcha, no de forma estática) y el decúbito (estar tumbados, que tampoco es completamente estático porque cambiamos frecuentemente de postura).
Hace unos años, un equipo de fisioterapeutas alemanes llegaron a la conclusión de que la mejor silla era una pelota como la de la foto. Ofrecía dinamismo y riqueza postural y nos obligaba de vez en cuando a levantarnos para cambiar de postura, que es precisamente la clave de una buena salud corporal.
Mi consejo no es poner una pelota de estas en nuestras mesas de trabajo pero sí ir cambiando el tipo de silla que utilizamos con frecuencia, permanecer ratos de pie y acuclillarnos (discretamente), para conseguir reducir el tiempo de mantenimiento de una postura estática.
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Imágen | Adria.richards
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