Para lo acostumbrados a leer majaderías que estamos, es asombroso lo a menudo que nos topamos con alguna especialmente absurda que nos hace dudar de la cordura y la inteligencia del ser humano.
Este es uno de esos momentos, porque hemos leído la noticia de que hay algunos dueños de perros que se niegan a vacunar a sus animales, imitando el movimiento antivacunas en los que algunos padres se niegan a vacunar a sus hijos asegurando que las vacunas aumentan el riesgo de padecer autismo (si bien ese riesgo no existe y fue inventado por un médico tramposo que buscaba hacer negocio con la mentira).
La noticia la hemos leído en El Español, que se hace eco de una publicación local de Brooklin, un distrito de la ciudad de NY.
Cuenta el Brooklin Paper que algunos habitantes del barrio se están negando a vacunar a sus mascotas contra algunas enfermedades virulentas y potencialmente mortales, que además podrían terminar trasmitiéndose a humanos, por culpa del peligrosos movimiento antivacunas, que va en aumento.
El autismo no está diagnosticado en perros
La noticia cita las declaraciones de algunos veterinarios de la zona: "Estamos viendo a un número creciente de clientes que no quieren vacunar a sus perros. Están aplicando el movimiento antivacunas a sus animales".
Ese movimiento antivacunas nació ante la posibilidad (totalmente falsa) de que las vacunas pueden causar autismo en los niños que las reciben. Pero lo cierto es que el autismo ni siquiera está diagnosticado en perros, de forma que esta idea no solo no es cierta, como ocurre con los niños, sino que además es absurda.
Lo que no es absurdo es el riesgo que padecen los animales, tanto los no vacunados como los que están en contacto con ellos, así como las personas. En las mascotas existe igual que en los humanos el efecto rebaño, que significa que las vacunas no solo protegen a quien las recibe, sino que mantienen a los agentes infecciosos alejados también de quienes están en contacto con ellos, algo especialmente importante cuando un cachorro todavía no ha sido vacunado o padece alguna enfermedad que le impide recibir la inmunización.
Así que por favor, si estás leyendo esto y en algún momento te pasa por la cabeza la idea de no vacunar a tu perrete, haznos caso y, sobre todo, hazle caso a tu veterinario: ponle las vacunas pertinentes, protege su salud, la de los demás perretes, y también la tuya.
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