Hace unos días la Sociedad Europea de Cardiología mostraba un estudio en el cual se relacionaban las bebidas carbonatadas a la incidencia de las enfermedades cardiovasculares (ECV) y accidente cerebrovascular, mientras que por ejemplo el consumo de té verde y café reducen el riesgo y la mortalidad de las ECV.
El estudio fue realizado en casi 800.000 pacientes y se observa una relación muy directa entre el consumo frecuente de las bebidas carbonatadas o gaseosas al aumento del riesgo de síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares así como del paro cardíaco extrahospitalario (OHCA).
El estudio analizó 785.591 casos de pacientes con OHCA de origen cardíaco y no cardíaco en Japón entre los años 2005 y 2011. Los datos sobre el consumo de las distintas bebidas por persona se obtuvieron del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón, con el gasto en bebidas como una medida aproximada.
Según los investigadores, el consumod e bebidas carbonatadas se asoció de manera significativa y positivamente con OHCAs de origen cardíaco en Japón. Esto quiere decir que los hábitos en lo que al consumo de este tipo de bebidas tiene pueden tener un impacto demoledor en la enfermedad cardiovascular. Una de las razones por las que podría suceder esto sería por el ácido que contienen este tipo de bebidas gaseosas.
Es cierto que los datos de este estudio no son causales, sino que se basan en el los datos sobre el gasto en bebidas carbonatadas, pero sin duda alguna concluyen en que limitar el consumo de este tipo de bebidas podría ser muy beneficioso para la salud.
Así que, este tipo de bebidas gaseosas, además de contener altas dosis de azúcar nada recomendables para nuestra salud (el azúcar en sí no es malo, lo es el exceso en el que lo consumimos a diario por lo general al encontrarse en infinidad de alimentos), también poseen otros efectos sobre nuestro organismo nada deseables si queremos mantener una buena calidad de vida a lo largo de nuestra vida.
Vía | Sciencedaily.com
Imagen | iStockphoto
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lectora-
Yo era coca-cola adicta. Menos al levantarme que tomaba un café con leche, el resto del tiempo no recuerdo beber demasiada agua. Desayuno, comida y cena como acompañamiento. 1/4 de pipas saladas y una botella de dos litros de cola eran lo básico para una sesión de cine un sábado por la tarde.
Hace cuatro años y si llego, en diciembre se cumplirá el quinto que no bebo cola, ni refrescos carbonatados.
Agua siempre, y de vez en cuando una 0,0 para comer. Café, té verde y rojo, roiboos, oolong e infusiones varias.
Me siento mucho mejor, pero me cuesta mucho reducir peso. Saludos.
Usuario desactivado
Yo he bebido muuuchaaaa CocaCola, siempre de la normal, y desde hace unos dos años Zero, que me costó bastante aceptar el cambio. Nunca he tenido ningún problema cardiovascular, pero sí he llegado a pesar 120 kilos, que me suponía entrar en obesidad tipo III. Mi última analítica salió perfecta, excepto los triglicéridos un poco altos, que mi médico ni consideró necesario mandarme nada para reducirlos.
Ahora, me he puesto en tratamiento psicológico de la obesidad, y lo primero que he dejado son las bebidas carbonatadas, da igual si tienen azúcar o no, porque tienen un efecto saciante muy grande y eso es lo que debo evitar. Os aseguro que es de las cosas que más me ha costado eliminar de la dieta. Ahora, dos meses después, he perdido casi 24 kilos, ya estoy en obesidad tipo I, lo que es un mérito importante para mi salud, y en cuanto a estos refrescos, sólo bebo ocasionalmente una lata de Cola Zero, que debo bebérmela en un vaso y con cubitos de hielo, para tener sensación de la cantidad que me estoy bebiendo, nunca volveré a hacer lo de antes, a ponerme en la mesa con la botella de dos litros y a beber sin control, pues me bebía los dos litros en una comida.
En cuanto al estudio, aunque los resultados no pueden sorprender a nadie, sí es cierto que no sólo no datos causales, sino que además, puede que ni sean fiables, ya que cuando se hace este tipo de estudios con sujetos reales, no se compara sólo si beben o no refrescos, sino el estilo de vida que lleva cada uno. Yo por ejemplo, ahora mismo, soy una persona totalmente diferente a hace dos meses, no sólo porque apenas bebo refrescos, sino porque tengo unos hábitos de alimentación y de deporte radicalmente distintos.