Sin duda alguna, los glucómetros continuos, también conocidos como medidores de la glucosa, son uno de los mayores avances en el control de la diabetes. Gracias a estos podemos monitorizar los niveles de azúcar en sangre.
Pero no solo sirven para este propósito. Debido a su abaratamiento y al incremento de su comodidad, algunos deportistas están empezando a usarlos para medir sus parámetros y controlar así algunos datos de su metabolismo. ¿Para qué nos pueden servir y cómo funcionan?
Qué son y cómo funcionan los medidores continuos de glucosa
Un medidor continuo de glucosa, o glucómetro continuo, es un dispositivo que se aplica en la piel o de manera subcutánea. Como cualquier otro glucómetro, mide la concentración de glucosa en sangre, pero lo hace de forma continuada, a diferencia de las pruebas puntuales que se pueden hacer de manera ordinaria. Esto nos da una ventaja esencial: la prevención.
Para las personas con diabetes, el cambio en los niveles de glucosa permiten prever un pico y, así, prevenir un problema potencial. Con un glucómetro tradicional, la medición se hace a voluntad, normalmente tras un episodio o la intuición de un problema próximo. Los medidores de glucosa más modernos funcionan con un monitor externo, o hasta con una aplicación de móvil, que nos permite estar al tanto en cada momento.
Normalmente, los medidores de glucosa continuos funcionan mediante una aguja que se inserta en la piel. Esta tiene un pequeño filamento capaz de detectar la concentración a partir del líquido intersticial del tejido. Esto hace que la medición sea ligeramente más imprecisa que la realizada a partir de la sangre. Por otro lado, la respuesta es un poco más lenta, y suele tener unos diez minutos de diferencia debido al proceso metabólico. Aun así, es más que suficiente, sobre todo gracias a los métodos de calibración y la nueva tecnología.
Estos hacen que el detector funcione de manera adecuada a las necesidades del paciente, previniendo, avisando y tomando medidas lo más precisas posibles y, lo más importante, en tiempo real. Como decíamos, esta capacidad está siendo de gran interés para algunos deportistas que quieren controlar la evolución de la glucosa en sangre en su día a día. Y no, no padecen diabetes.
Para qué querría alguien sin diabetes un medidor continuo de glucosa
Para algunos deportistas como Simon Tobin, médico y corredor, este dispositivo puede resultar de tremenda utilidad. O así lo afirma, al menos. Tal y como cuenta en redes sociales, no es prediabético ni diabético, y, aún así, está empleando un medidor continuo de glucosa. ¿Por qué? La razón que aduce es medir la evolución de azúcar en su cuerpo en el día a día.
I’ve been “lent” a #cgm (continuous glucose monitor) so I’m fascinated to see what I can learn over the next 2 wks about how my life affects my sugar
— Simon Tobin (@DocRunner1) August 19, 2019
I’m NOT diabetic or pre-diabetic and plan to monitor the impact of different foods and activities@grahamsphillips @Diabetescouk pic.twitter.com/lEI2QP5T7k
De esta manera, comenta, está aprendiendo a evaluar cómo cambian los niveles de azúcar en su cuerpo según sus actividades diarias: desde hacer ejercicio a comer, pasando por el reposo, por supuesto. Este médico nos muestra un ejemplo práctico de para qué puede servir ya que, según cuenta, ha aprendido cómo la fruta, los zumos, la comida y otros alimentos influyen en sus picos de glucosa. También ha observado cómo varía al hacer ejercicio, por supuesto. Lo más interesante, sin embargo, está relacionado con la alimentación.
Así, dependiendo de los alimentos, el azúcar varía de forma muy distinta en su concentración. Esto es muy llamativo, especialmente en alimentos similares pero distintos en sus ingredientes (los tipos de pan, por ejemplo), o en la combinación de macronutrientes (presencia de azúcares y grasas, sobre todo). En definitiva, estos dispositivos son interesantes para entender cómo evoluciona el azúcar. Y, sí, son capaces de dar datos fiables y adecuados aunque no padezcamos diabetes.
La pregunta, sin embargo, es qué pueden hacer por nosotros. La nutrición es una disciplina compleja. No podemos limitarnos a un parámetro para entender nuestra salud. Los picos de glucosa no son una excepción, aunque es de los más interesantes para conocer la evolución metabólica diaria. Sin embargo, los datos recogidos por este médico encajan a la perfección con los estudiados anteriormente, los que han servido para afianzar patrones alimenticios.
¿Por qué, entonces, sin embargo? Porque eso quiere decir que, en realidad, por muy interesante que resulte, no nos aporta nada nuevo. No necesitamos un medidor continuo de glucosa para entender cómo evoluciona el azúcar en nuestro cuerpo. Al menos no de manera general. Si bien podemos toparnos con curiosidades a lo largo del día o concretar medidas, en el caso de estar sanos, no nos ayudará a mejorar nuestra salud.
Puede que en casos muy concretos, en deporte de élite, o si padecemos algún tipo de trastorno metabólico, estos medidores resulten de utilidad. Pero en cualquier otro caso solo nos arrojan datos interesantes, pero que no son realmente útiles. ¿Para qué necesitamos saber que una hamburguesa de McDonalds va a elevar nuestro pico de glucosa? ¿O que dos ciruelas también lo harán, pero en menor nivel? ¿Qué utilidad tiene?
La aplicación de este conocimiento, más allá de la investigación o del control de salud en caso de enfermedad, es demasiado concreta. Como en el caso de este médico, sirve para dar ejemplo de que los valores que se manejan en nutrición son correctos, con sus variaciones. Pero más allá de eso, obsesionarse con los picos de glucosa en sangre no nos servirá de nada.
Imágenes | Ted Eytan/Flickr , Unsplash
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