Entre los efectos secundarios más aquejados de este tratamiento está la temida ganancia de peso. Sin embargo, hasta donde sabemos, no existen evidencias claras sobre este efecto.
Y aun así, hay quien afirma que esta relación es real. ¿Por qué razón? ¿Acaso no tiene un efecto notable un cambio hormonal tan drástico? Sin duda, lo tiene, pero no en la forma que el "folklore" pop nos afirma.
¿Qué relación existe entre la píldora anticonceptiva y la ganancia de peso?
El hecho de que en los "efectos secundarios" de las píldoras anticonceptivas se afirme que el sobrepeso se encuentra entre ellos, no ayuda. Pero lo cierto es que esta sentencia no es correcta a la luz de la evidencia científica que tenemos ahora mismo. Pero empecemos por el principio ¿qué es una píldora anticonceptiva?
Este tratamiento consiste en la administración de una serie de grageas que contienen estrógeno, progesterona y progestina, grosso modo. La combinación de estas hormonas varían según el tipo de píldoras anticonceptivas y el periodo en el que se administran las sustancias (que no tiene por qué influir en el de ingestión de la píldora). Estas hormonas son metabólicamente muy importantes para el cuerpo.
Están relacionadas con el metabolismo general, pero especialmente con el sexual. Bajo esta premisa, es bastante lógico pensar que la pastilla puede influir en la ganancia de peso, ¿no? Sin embargo, esto contradice a los estudios realizados al respecto. Tanto las pastillas de progestina, como las combinadas de estrógenos y progestina han demostrado no tener una relación directa en la ganancia de peso, según algunos interesantes metaanalisis, que son las revisiones que recopilan los resultados de muchos otros estudios.
Según estos, basándose en los ensayos clínicos (realizados estudiando el tratamiento en seres humanos), a corto plazo no existe una ganancia de peso en ninguno de los casos. A largo plazo tampoco parece haber una relación, aunque los autores dejan claro que hace falta hacer más investigación al respecto. En cualquier caso, el resumen es el siguiente: no hay razón para pensar, según lo observado, que se gane peso como parte del efecto secundario de la pastilla anticonceptiva.
Y sin embargo...
Sin embargo, muchas personas dirán convencidas que ellas ganaron peso. Nadie está diciendo que mientan, por supuesto. Lo que decimos es que, si nada cambiara, el uso de la pastilla anticonceptiva no tiene por qué inducir la ganancia de peso (según la evidencia hasta la fecha). Aunque parezca lógico pensar en el efecto hormonal, lo cierto es que las pastillas solo regulan la concentración de estas sustancias en sangre. Así que sería más lógico pensar en que harán justo lo contrario.
¿Y qué ocurre con las personas que sí que han engordado? Pueden existir multitud de explicaciones. La más acorde, probablemente, es que hayan cambiado algún hábito de vida. Esto suele ocurrir porque el tratamiento sí que tiene efectos importantes en el metabolismo. Por otro lado, en algunos casos podría darse la retención de líquidos temporal, algo que falsearía la percepción.
El peso es una medida bastante poco fiable y muy voluble. A lo mejor solo es fruto de una mala percepción. El último punto está precisamente ligado a esto: Tal vez la apofenia (la tendencia humana inherente a encontrar patrones) es la que está jugándonos una mala pasada. En cualquiera de los casos, no podemos achacarle a la píldora la ganancia de grasa por sí misma, al menos a corto y medio plazo (aunque probablemente tampoco a largo).
Lo que sí ocurre: la pérdida de músculo
Si seguimos empeñados en buscar una relación hormonal puede que nos topemos con esto: la píldora anticonceptiva provoca una ganancia menor de músculo. Con este resultado se encontró un equipo investigador que trataba de dilucidar algunas cuestiones básicas de la musculación. En concreto, observaron que las mujeres jóvenes tomando la píldora anticonceptiva ganaban hasta un 40% menos de músculo que sus compañeros y compañeras.
La explicación del equipo tiene que ver con una hormona la deshidroepiandrosterona o DHEA. El cuerpo produce la hormona deshidroepiandrosterona de forma natural en la glándula suprarrenal. A su vez, la deshidroepiandrosterona ayuda a producir otras hormonas, entre ellas, la testosterona y el estrógeno. Los niveles de deshidroepiandrosterona llegan a su punto máximo al principio de la edad adulta y luego caen lentamente a medida que envejecemos.
Además, esta hormona está implicada en la producción de músculo al ser un precursor de la testosterona. Las mujeres en tratamiento anticonceptivo mostraron, según se analizó, unos niveles notablemente más bajos de esta, lo que produce una menor generación muscular. ¿Puede que esto se relacione, a la larga, con la ganancia de peso? Es una posibilidad.
Como hemos dicho en muchas ocasiones, el cuerpo es muy complejo y multifactorial. Eso quiere decir que estamos sujetos a infinidad de variables. No a todo el mundo le afecta igual el mismo tratamiento. Por el momento, tenemos unas evidencias que son claras, pero ¿quién sabe si en breve no tendremos otras que desmientan lo que creemos saber hasta la fecha?
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