El estrés parece ser el el mal del siglo XXI y muchas enfermedades son atribuidas a su presencia en la vida de las personas, pues al parecer si tenemos buenos hábitos pero estamos estresados, aun estamos en riesgo, ya que el estrés podría opacar los beneficios de una dieta sana.
El estrés y su impacto en nuestro cuerpo
No sólo puede alterar nuestro estado de ánimo y nuestro descanso nocturno, sino también, nuestras elecciones alimentarias y las respuestas metabólicas a lo que ingerimos, tal es así que un estudio reciente publicado en la revista Molecular Psychiatry señala que el estrés puede opacar los beneficios de una dieta sana.
El estudio, realizado con 58 mujeres de una edad promedio de 53 años, mostró que cuando las participantes no estaban estresadas, las comidas ricas en grasas saturadas incrementaban marcadores inflamatorios mientras que las comidas ricas en grasas insaturadas no lo hacían, pero si el día previo a la ingesta las mujeres habían sufrido eventos estresantes, después de ambas comidas se observaba un incremento de la inflamación en el organismo.
Esto indica que el estrés podría afectar la forma en que procesamos los alimentos, quizá, porque altera la liberación de ciertas hormonas vinculadas al metabolismo como por ejemplo, la insulina, que se ha probado se incrementa la resistencia a su acción cuando aumentan los niveles de cortisol en sangre.
Asimismo, quienes comen por estrés o con estrés, suelen tener niveles aumentados de insulina, todo lo cual puede conducir a alteraciones metabólicas que finalmente desemboquen en el llamado síndrome metabólico o diversas enfermedades
Aunque el estudio se realizó con un número de reducido de personas y sólo con mujeres, los investigadores consideran que los resultados son extrapolables a la población en general y realmente debemos prestar atención a las conclusiones pues, debido a la alteración neuroendócrina que puede generar el estrés en nuestro cuerpo, tanto los beneficios de una dieta sana como de otros hábitos de vida pueden opacarse o tener efectos diferentes.
Entonces, más que nunca debemos considerar el estrés como un factor de riesgo para la salud y estar alerta a su presencia, pues niveles controlados del mismo pueden ser beneficiosos pero a largo plazo y de forma crónica, este mal de la actualidad puede afectarnos más de lo que imaginamos.
Bibliografía consultada | Molecular Psychiatry , 20 September 2016, doi:10.1038/mp.2016.149; Rev Cubana Endocrinol v.21 n.1 Ciudad de la Habana ene.-abr. 2010 y Annals of the New York Academy of Sciences, Volume 1032, Biobehavioral Stress Response: Protective and Damaging Effects, Pages 208–210
Imagen | Pixabay
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