Existen un sinfín de productos cosméticos que prometen muchísimo. ¿Qué hay de realidad ante tal desembolso de promesas? El retinol es conocido como una de las grandes apuestas por el cuidado de la piel, aunque no es mágico.
Recordemos que la cosmética es una de las ramas más controvertidas debido a resultados muy sujetos a la percepción, difíciles de medir y científicamente cuestionables en muchos casos. Los retinoides, sin embargo, han demostrado tener ciertas capacidades interesantes. ¿Funcionan para cuidar la piel?
El retinol para reducir el "envejecimiento"
Antes de continuar, entendamos envejecimiento como la sensación de una piel descuidada, con arrugas, flácida y con manchas. No hablamos del envejecimiento biológico al que hace referencia la biología celular (y que muchas veces se mezcla intencionadamente en la publicidad cosmética).
Según diversos estudios, casi siempre ligados a la industria, los retinoides son capaces de prevenir dicha sensación de envejecimiento en la piel. Esto se debe a que reduce la cohesión de células muertas, previniendo la sensación de flacidez, disminuye la actividad de los melanocitos, por lo que reducen las manchas, y estimula la cicatrización al promover el crecimiento de los tejidos y la síntesis de colágeno.
Más abajo, en la dermis, los retinoides aumentan la actividad de los fibroblastos, aumentando así la síntesis de colágeno y elastina. En definitiva, esto se traduce en que, supuestamente, difuminan las líneas de expresión, reducen los poros, incrementan la elasticidad, previenen y reducen las manchas, y mejora el tono de la piel. Huelga decir que de lo primero a lo último hay un trecho y mucha subjetividad.
No obstante, las evidencias parecen interesantes, en muchos puntos. Al parecer, el retinol penetra en la piel de una forma mucho más eficaz que otros productos también usados en la cosmética. Esta es una de las primeras y principales barreras a superar. Diversas pruebas, en especial en pieles dañadas (en pacientes con cáncer, por ejemplo), también han resultado bastante positivas. En definitiva, parece que tiene cierta evidencia beneficiosa para la piel, aunque, insistimos, siempre hay un sesgo perceptivo que no podemos olvidar.
¿Qué es el retinol?
Ahora, ¿qué es esta maravillosa sustancia? En realidad, el retinol no es otra cosa que vitamina A. Así es como conocemos a una serie de sustancias englobadas bajo el mismo nombre: retinol, retinoides, ácido retinoico, provitamina A... no son exactamente lo mismo, pero sí a nivel funcional, ya que nuestro metabolismo usa lo que necesita para formar las moléculas adecuadas según el caso.
De esta manera, el retinol se convierte en retinoides y retinaldehído, que actúa en la piel, por poner un ejemplo. Estas sustancias participan de diferente manera en el metabolismo de la célula. Normalmente, la vitamina A es suministrada a partir de nuestra alimentación.
Como decíamos antes, hemos comprobado que sí que se puede llegar a absorber a través de la piel. Esto implica, en muchos casos, tener un componente activo a nivel celular. Hasta aquí todo correcto. Sin embargo, esto nos plantea una cuestión. Si ya tomamos vitamina A, ¿realmente sirve de algo el aporte externo?
Existen algunas evidencias, como las que comentábamos antes, de que sí podría tener algún tipo de efecto apreciable en la piel, independientemente de la producción de retinoides a partir de la ingesta. Eso sí, de nuevo, nos encontramos ante un proceso de evaluación enormemente subjetivo.
¿Qué cremas para cuidar la piel funcionan?
El retinol es una de las sustancias más prometedoras, como decíamos. Sin embargo, algunos científicos dedicados al mundo cosmético aseguran que la combinación de varias sustancias es mucho más efectiva. ¿Sustancias como cuáles? Además de la vitamina A, los ácidos grasos también han mostrado ciertas evidencias positivas, ya que ayudan a la permeabilidad de la piel.
Otras vitaminas como la C o la E pueden tener un efecto hidratante y circulatorio. También parecen ser capaces de ayudar con la exposición al sol. El ácido hialurónico, los hidroxiácidos y hasta los filtros solares (propios de cremas solares) también parecen afectar positivamente la piel. Pero, insistimos, todo esto no deja de ser una percepción.
Las evidencias a nivel molecular y celular son muy limitadas, en el mejor de los casos. Inexistentes, en la mayoría. ¿Eso quiere decir que no son ciertas las propiedades que se les atribuyen a estas sustancias? La realidad es que no lo sabemos con seguridad. En muchos casos, estas parecen un poco desorbitadas.
En otros, como en el caso del retinol, tal vez un poco optimistas, pero con una indudable base real. Pero la biología, recordémoslo, no es cosa sencilla. ¿De verdad es mejor usar una crema de este tipo? ¿No es más efectivo una buena alimentación? Los estudios, como decíamos, continúan siendo limitantes al respecto.
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