Las células de nuestro organismo están constantemente expuestas a los ataques que reciben del exterior, y es que el paso del tiempo y las características del entorno hacen que en muchas ocasiones nuestras células sufran. La única manera de evitar que esto suceda es mediante la ingesta de antioxidantes, que serán los encargados de evitar que las células sufran daños. Esta premisa no quiere decir que sea necesario atiborrarnos de antioxidantes, ya que su exceso puede ser muy perjudicial para el organismo.
Los antioxidantes son sustancias que se encuentran en los alimentos y tienen la función de evitar que los radicales libres ataquen a las células del organismo y las hagan envejecer. Es cierto que el consumo de antioxidantes es esencial para evitar que nuestras células sufran daños, pero en exceso pueden causar ellos mismos el daño del que queremos proteger a nuestro cuerpo mediante su ingesta.
Como ya sabemos, todo en exceso es malo. Lo mismo sucede con los antioxidantes. Muchas de las sustancias que contienen los alimentos y que están encaminadas a protegernos pueden resultar un tanto tóxicas para el organismo si nos pasamos de la ralla. No sucede esto con todos los antioxidantes, ya que si nos pasamos en su ingesta no se ve dañada ninguna parte del organismo. Con algunos en especial sí que es un problema que los recibamos en grandes cantidades, ya que podemos hacernos mucho daño sin saberlo.
Es cierto que la dieta es fundamental para mantener una salud en perfectas condiciones. En el caso de los antioxidantes es la base para obtenerlos, por ello debemos ser cuidadosos a la hora de elegir bien los alimentos que nos van a ayudara estar perfectos. Un claro ejemplo de dieta basada en un alto aporte de antioxidantes es la dieta mediterránea, en la que se incorporan frutas y verduras cargadas de estas sustancias necesarias para el organismo.
A pesar de todo, en muchos casos podemos pasarnos, puesto que son muchos los que utilizan complementos ricos en antioxidantes que a la larga pueden pasarnos factura. Por ello debemos saber que algunos como la vitamina A que protege las células de la piel, en exceso puede producir lesiones en ella. Otro antioxidante necesario es el betacaroteno, que en cantidades abundantes es todo un riesgo para la buena salud de los pulmones.
En el caso de la vitamina E, un antienvejecimiento natural, su consumo en exceso puede provocar daños en el corazón, al igual que los flavonoides, que en el embarazo pueden llegar a ser un enemigo a la hora de desarrollo fetal. Estos son algunos de los ejemplos más representativos de los riesgos que corremos al consumir demasiados antioxidantes. Por este motivo debemos ser conscientes de que hay que mantener una alimentación variada y equilibrada en la que las vitaminas y demás antioxidantes estén presentes, pero siempre sin abusar de una sustancia solo, ya que ese abuso puede ser el detonante de problemas mayores que pueden tener lugar con el paso del tiempo.
Vía | El siglo de torreon Imagen | zitherica
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