Hay en la actualidad una activa campaña antivacunas que se fundamenta entre otras cosas en los efectos secundarios de las mismas, sobre todo, en la supuesta relación con el autismo. Sin embargo, un reciente estudio publicado en Annals Internal Medicine concluye que la vacuna de sarampión, rubeola y paperas no incrementa el riesgo de autismo.
Un estudio de cohortes de gran tamaño
La investigación en cuestión evaluó a más de 600 mil niños durante nacidos entre 1999 y 31 de diciembre de 2010 y analizó tanto datos de vacunación como de desarrollo de autismo entre el año de vida de los niños y el 31 de agosto de 2013.
Así, se trata de un estudio de grandes dimensiones y mucha fiabilidad que sólidamente ha encontrado que la vacuna contra el sarampión, rubeola y paperas no incrementa el riesgo de autismo ni aun en personas susceptibles o tras muchos años después de haber recibido la vacuna.
Por lo tanto, esta es una evidencia más que desmitifica que las vacunas pueden producir autismo y por lo tanto, derrumba uno de los argumentos más usados para no vacunar a los niños e incentivar la campaña antivacunas que tanto puede afectar a la salud poblacional.
Una vez más, las vacunas son uno de las grandes logros de la humanidad, salvan millones de vidas al año y no merecen una campaña sin fundamento que impida su beneficio en niños y adultos.
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