Las alubias, judías o habichuelas negras o rojas son perfectas para elaborar dulces jugosos con chocolate sin necesidad de añadir nada de harina o ningún fruto seco o cereal, y dejan un sabor más tenue que los garbanzos, siendo también muy ricas en proteínas y fibra.
La autora original en cuya receta nos hemos inspirado utiliza la variedad japonesa adzuki, más pequeñas y dulzonas, que los japoneses usan a menudo en postres tradicionales, pero nosotros hemos empleado judías negras que además hemos cocido previamente, dejándolas a remojo la noche antes.
También ella emplea sirope de ágave para endulzar, pero hemos preferido picar unos dátiles medjool para darles el toque dulce y sumar nutrientes más interesantes que el sirope vegetal. Puedes omitirlos y emplear un edulcorante líquido o eritritol, tu propio sirope de dátiles casero, aunque la textura puede cambiar un poco.
Si se parte de judías o alubias secas, dejar a remojo toda la noche, enjuagar y cocer con agua limpia hasta que estén tiernas, y escurrir. Precalentar el horno a 175º C con calor arriba y abajo, y forrar un molde cuadrado de unos 20 cm de lado.
Triturar las alubias con los dátiles -que estén jugosos, en caso contrario, dejar a remojo con agua tibia- sin hueso troceados, el cacao tamizado, la vainilla y el aceite de coco. Añadir los huevos, la leche y el bicarbonato y triturar más. Si la mezcla estuviera aún muy espesa, echar algo más de leche.
Incorporar el chocolate negro sin azúcar troceado o picado (o unas nueces, avellanas...) y mezclar suavemente. Echar en el molde, igualar la superficie con la espátula y hornear durante unos 20-25 minutos, o hasta que al pinchar el centro con un palillo salga solo un poco manchado.
Esperar un poco antes de desmoldar usando el papel y dejar enfriar por completo sobre una rejilla antes de cortar en porciones al gusto. Si se deja en la nevera se podrá cortar mejor.
Con qué acompañar el brownie de alubias
Ya con temperaturas más cálidas recomendamos conservar las piezas de brownie en un recipiente hermético en la nevera, pues además son muy jugosos y algo pegajosos por dentro, como debe ser un buen brownie. Sin abusar, son un bocado muy nutritivo y sabroso con el que podemos darnos un capricho dulzón energético y saciante, por ejemplo en el desayuno con algo de fruta fresca o después de entrenar, con leche vegetal, café o una infusión.
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