Siendo puntillosos, un auténtico carrot cake se correspondería a la receta estadounidense y más contundente de este postre, aunque existen muchas versiones de tartas y pasteles de zanahoria. Os proponemos elaborar una versión fit, más saludable, más nutritiva, con ingredientes de calidad y buscando potenciar las proteínas.
El primer paso es rallar bien finas las zanahorias, que aportarán el color, dulzor y jugosidad tan característicos de este dulce. Si os animáis a no añadir ningún endulzante más, os recomiendo aumentar un poco las cantidades de especias (vainilla y canela), aunque para que no resulte decepcionante lo más fácil es agregar una pequeña cantidad de edulcorante líquido apto para hornear.
Si buscáis un bizcocho más proteico podéis sustituir la avena molida por proteína en polvo, la que habitualmente utilicéis para hornear o consumir en casa. Con sabor neutro o vainilla, puede adaptarse bien a esta receta, quizá dejando la miga un poco más jugosa. Otra forma fácil de potenciar ese nutriente está en escoger una cobertura de yogur o queso fresco cremoso muy proteico, escurriendo debidamente el suero.
Precalentar el horno a 180º C y preparar un molde redondo de fondo desmontable, de unos 20 cm de diámetro. Lo más fácil es enganchar en el molde una lámina de papel de hornear para cubrir la base, y engrasar con mantequilla o aceite los laterales.
Lavar y secar bien las zanahorias, pelar ligeramente con un pelaverduras y rallar muy finas en un cuenco, hasta pesar los 300 g. Mezclar con la ralladura de una media naranja rallada, o usar mandarina o limón, bien lavados.
Batir en un recipiente mediano los huevos con energía, a mano o, mejor, con una batidora de varillas, hasta que espesen. Agregar la zanahoria, el edulcorante (si se usa), la sal y la vainilla, y batir un poco más.
Incorporar la almendra molida, la avena o proteína, la canela y la levadura, y batir a velocidad baja hasta conseguir una masa húmeda homogénea. Terminar de remover con una lengüeta para asegurar que no hay restos secos por el fondo.
Llenar el molde, igualando bien la parte superior, y hornear en la mitad inferior del horno durante unos 35 minutos, vigilando bien que no se pase. Comprobar que está listo pinchando con un palillo; debe salir solo con algunas miguitas.
Esperar un poco fuera del horno antes de desmoldar con muy cuidado y dejar enfriar por completo sobre una rejilla. Una vez frío, extender el yogur o queso y espolvorear con canela.
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Con qué acompañar el carrot cake
Esta tarta de zanahoria podemos servirla en el desayuno, postre puntual o merienda, también si entrenamos a media mañana o tarde y nos apetece algo más goloso para recuperar. Es más saludable que las versiones "auténticas", pero recordemos que sigue siendo un dulce casero de consumo ocasional y que aporta una cantidad notable de calorías, si bien son mucho más nutritivas.
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