Las judías verdes son una guarnición muy socorrida y muy popular en la cocina europea, y que a mí me gusta convertir en primer plato o base para una cena saciante pero ligera. Es fácil darles un toque especial de sabor con recetas como estas judías verdes con jengibre, miso y sésamo, con un puntito picante opcional.
La variedad de judías bobby, redondas o finas son perfectas para cocinarlas en su punto, apenas unos minutos, dejando una textura ligeramente crujiente y su bonito color verde. Siempre insisto mucho en la importancia de controlar el tiempo de cocción de cada verdura, ya que marca la diferencia en cualquier plato.
Lavar y secar con suavidad las judías verdes. Cortar las puntas (yo suelo quitar solo el extremo unido a la ramita) y las posibles partes dañadas. Cocer al vapor o en agua hirviendo durante unos 4-8 minutos.
Es importante controlar muy bien el punto, queremos que conserven el color verde y permanezcan un poco crujientes. Enjuagar rápidamente con agua fría o cortar la cocción en un recipiente con hielo. Reservar.
Pelar el jengibre y el diente de ajo, y picar ambos muy finos. Cortar en tiras finas la guindilla o pimiento rojo picante, previamente lavado, sin las semillas.
Calentar un poco de aceite de oliva con un chorrito de agua en una sartén o cazuela y dejar que estos ingredientes suelten su aroma. Añadir el miso y diluir en la sartén, añadiendo más agua si hiciera falta. Incorporar la guindilla y un chorro del zumo del limón.
Agregar las judías a la sartén y dar unas vueltas para que se impregnen de los sabores. Salpimentar al gusto, añadir ralladura de limón y sésamo tostado. Servir con huevo cocido o pochado, opcional.
Con qué acompañar las judías verdes
Recién hechas o templadas, estas judías verdes con miso, jengibre y sésamo pueden servirnos de guarnición, primer plato o plato completo a compartir entre dos, añadiendo una proteína sencilla como el huevo. Podemos dejar las judías cocidas con antelación y darles la última pasada por la sartén justo antes de servir. Me gusta más usar sésamo tostado porque tiene más sabor y añade otro toque crujiente.