Puede que no sea de lo más fotogénico, pero este pastel de berenjena y tomate es una delicia jugosa facilísima de hacer que puede solucionar muchas comidas y cenas en casa. Sin añadir lácteos de ningún tipo y abierta a muchas formas de personalizarla, es una receta que sabe a comida casera, saciante sin ser pesada y que se puede dejar lista con antelación.
Tiene la ventaja de que no tenemos que estar cortando la verdura con maña, pues aquí no necesitamos láminas ni rodajas o cintas de berenjena, y tampoco la vamos a freír o pasar por la plancha. El tomate puede ser natural, en conserva o podemos usar tomate frito casero que tengamos ya hecho, incluso una buena salsa de tomate. Si los piñones no te gustan, omítelos o sustitúyelos por algún fruto seco.
Pelar las berenjenas, trocear en piezas no muy pequeñas y poner a cocer con un poco de agua en una cazuela, tapada, hasta que estén muy tiernas. Escurrir, dejar enfriar un poco y chafar con un tenedor para formar una especie de pasta cremosa. Salpimentar ligeramente. Precalentar el horno a 200º C.
Preparar un sofrito ligero pochando la cebolleta muy picada con el tomate y un poco de aceite, hasta que esté todo muy blando y se haya evaporado bastante el agua. Mezclar con la berenjena, salpimentar de nuevo un poco, aderezar con comino en grano y tomillo y añadir piñones al gusto.
Aparte batir ligeramente los huevos y engrasar una fuente rectangular con un poco de aceite. Mezclar los huevos con la verdura con movimientos envolventes y verter en la fuente. Coronar con pan rallado y levadura de cerveza en copos -opcional-, más un poco de pimienta y tomillo. Hornear durante unos 20-30 minutos, hasta que esté bien dorada.
Pyrex Classic Fuentes para Horno, 2.9 l
Con qué acompañar el pastel de berenjena al horno
Por sí solo este pastel salado es un plato saciante si nos servimos una buena ración, pero también funciona estupendamente bien como primer plato antes de un pescado al horno o a la plancha, unas pechugas de pollo o, por ejemplo, unas albóndigas de legumbres. Se puede enriquecer añadiendo queso para gratinar o dándole un toque picante con alguna guindilla en la salsa de tomate.
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