Puede que pensar en cenar garbanzos no apetezca mucho -porque lo asociamos a digestiones pesadas, más que nada-, pero cuando se transforman en harina la cosa cambia. Conocida como besan, en casa es uno de mis recursos favoritos para preparar platos saludables y muy apetecibles sin complicaciones, como estas pizzetas ricas en proteínas.
En este caso mezclamos la harina de garbanzos con un poco de aceite, especias de curry para dar sabor y agua, hasta obtener una especie de papilla, similar a la masa de los crêpes corrientes. Las cantidades son algo orientativas porque diferentes tipos de harina pueden absorber más o menos líquido. La cobertura de aguacate es perfecta para dar salida a la fruta que se nos haya puesto demasiado madura, convertida casi en un paté.
Combinar la harina de garbanzos con las especias de curry, el aceite de oliva virgen extra, una pizca de sal y otra de pimienta en un cuenco, añadiendo hierbas frescas picadas si se desea. Agregar el agua y mezclar muy bien con unas varillas hasta no tener grumos.
Ajustar la cantidad de harina o de agua poco a poco para obtener una textura de papilla homogénea. Tapar con plástico film y dejar reposar como mínimo 30 minutos. Se puede hacer incluso la noche antes y dejarla en la nevera. Precalentar el horno a 200ºC.
Engrasar un poco con aceite una buena sartén antiadherente, calentar a temperatura media y cubrir el fondo vertiendo parte de la masa. Si la hacemos más fina nos quedará más crujiente, aunque puede ser más quebradiza. Si es posible, usar una sartén o cazuela que se pueda introducir al horno.
Cocinar hasta que veamos que está firme y más dorada por los lados. Terminar de cocinar introduciendo la sartén en el horno, o dar la vuelta con cuidado como si fuera un crêpe. En el horno tardará pocos minutos. Retirar y poner en una bandeja de horno; repetir los pasos con el resto de masa hasta terminarla.
Mezclar la carne de aguacate con el limón, sal, pimienta y yogur, hasta tener una crema. Si el aguacate es pequeño necesitaremos quizá dos, o uno y medio. Cubrir cada pizzeta con la crema y repartir encima porciones de tomate -o usar tomate fresco-, aceitunas bien escurridas y queso de cabra.
Dar un golpe de pimienta y hornear hasta que se gratine y la masa esté bien crujiente. Servir con orégano por encima. Dependiendo del tamaño nos saldrán más o menos unidades -yo quise probar con dos sartenes distintas, ambas salieron bien-.
Con qué acompañar las pizzetas
Con estas cantidades salen dos porciones para compartir con una crema de verduras, una ensalada o alguna pieza pequeña de pescado o carne magra a la plancha. Incluso puede tomar las dos pizzetas una misma persona como plato único si va con hambre y necesita reponer energías.