Hoy traemos otra de esas historias que hasta que no la vemos no la terminamos de creer. Es la historia de Ramón Arroyo, un hombre con esclerosis múltiple que ha pasado de no poder correr 200 metros a terminar un ironman.
A Ramón Arroyo hace 10 años le diagnosticaron esclerosis múltiple, una enfermedad que afecta al sistema nervioso. Pasados 4 años desde ese diagnóstico comenzó a hacer deporte, y hoy, 6 años más tarde, puede decir que ha finalizado con éxito una de las pruebas más dura que hay, el ironman.
Cuando hablamos de un Ironman no estamos hablando de cualquier cosa. Estamos ante la prueba más exigente del triatlón, en la que hay que nadar más de 3,5 km, montar en bici 180 km y terminar corriendo un maratón (más de 42 km).
Con continuos brotes, en los que hay fallos coordinativos, pérdida de sensibilidad, fallos en la visión, fatiga... Ramón Arroyo toca fundo y cae en una depresión. A raíz del nacimiento de su hijo Ramón decidió que debía cambiar su actitud y afrontar su enfermedad.
Con la ayuda psicológica y el apoyo de toda su familia Ramón Arroyo se iba marcando pequeños objetivos y pequeñas metas. Empezando por ir a por el pan, correr 200 metros o lo que son palabras mayores... terminar un ironman.
El resultado final prefiero que lo veáis en el vídeo, es sencillamente espectacular. Un ejemplo de superación personal fuera de lo normal. Hay que destacar por encima de todo la unión de la familia que lo apoya en todo momento.
Llama realmente la atención el hecho de que no tenga la automatización del gesto deportivo. Lo que para la mayoría de las personas el correr es algo que tenemos más que automatizado, para Ramón Arroyo supone estar continuamente pensando en esa acción, ya que tiene que estar en todo momento mandando información al cerebro sobre cómo tiene que apoyar el pie, cuando tiene que impulsar, etc. Así durante las horas que está nadando, montando en bici o corriendo. Una vez más, el deporte ha sido una buena medicación.
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