Seguro que en más de una ocasión nos hemos sentido sin fuerzas y hemos recurrido a consumir algo de azúcar para subir los índices de glucosa del organismo. Es cierto que en la creencia popular esto es lo más acertado, pero a la hora de la verdad se trata simplemente de un espejismo, pues realmente la energía que nos aporta es momentánea. Esto es lo que se conoce como un ladrón de energía. Por ello en este post queremos detenernos en algunos de los principales ladrones que nos roban la energía como si fuesen vampiros sin darnos cuenta.
El azúcar refinado
Como decíamos antes, siempre se suele pensar en el azúcar para subir los depósitos de glucosa. Es cierto que el azúcar refinado
sube estas reservas, pero hay que tener en cuenta que es un hidrato de rápida asimilación que hace que esa subida de las reservas de glucosa sea rápida y elevada, pero cuando alcanza su pico máximo los niveles de glucosa bajan drásticamente si no utilizamos esa energía. Se trata de una energía ficticia de rebote que no nos hace tener fuerza, si no que más bien nos la roba.
Grasas saturadas
Otro ladrón que debemos tener en cuenta son las grasas saturadas. Es sabido que el organismo suele tardar en procesas este tipo de nutriente. Esto es debido a que para su digestión entran en acción numerosas partes del cuerpo, lo que hace que el gasto energético sea mayor. Pero además, la digestión será más larga, algo que también nos robará energía. Por ello es mejor decantarnos por otro tipo de grasas más fáciles de digerir como las monoinsaturadas y la poliinsaturadas.
La cafeína
La cafeína es otro ladrón de energía aunque seguro que nunca lo habíamos pensado. Precisamente se debe a que tiene un efecto rebote elevado como el azúcar, ya que es una sustancia excitante que nos activa rápidamente y hace que aumentemos los niveles de energía, y que incluso nos podamos concentrar mejor en lo que estamos haciendo. Pero se trata de una situación ficticia debido a esta sustancia. Una vez que se pasa su efecto el bajón es elevado, por lo que nos sentiremos sin energía e incluso más cansados.
La falta de hidratación
La deshidratación también puede ser un ladrón de energía, ya que los músculos están formados en su mayoría por agua, al igual que sucede con las articulaciones que componen nuestro cuerpo. Por ello es necesario mantenerlas perfectamente hidratadas para que estemos activos y podamos afrontar las rutinas. Cuando la hidratación no es la adecuada el desempeño de los músculos disminuirá u con ello la energía corporal, ya que el rendimiento será mucho menor.
El estrés
Pero no todos los ladrones tienen que ver con el tipo de alimentación. El estrés es otro de los principales ladrones de nuestra energía en el día a día. A simple vista para muchos el estrés es algo que nos activa. Efectivamente esta activación se produce porque el estrés desencadena un exceso de adrenalina en el cuerpo que nos predispone a actuar, pero automáticamente esa adrenalina se mitiga acto seguido por el organismo, lo que nos hace relajarnos de tal manera que la sensación será de debilidad y apenas podremos tener fuerzas para nada.
Estos son algunos de los ladrones más habituales de la energía, pero no hay que olvidar que la falta de sueño también puede pasarnos factura a la hora de rendir lo necesario para los requerimientos diarios. Por ello es importante prestar atención a estos puntos para evitar que se produzcan y así evitar que nuestra energía se agote sin querer.
Imagen | ThinkStock
Ver 2 comentarios