El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición de desarrollo compleja en la que el desarrollo social fundamental y la comunicación están comprometidos, a menudo con intereses restringidos concomitantes y comportamientos repetitivos y estereotipados.
El término "autismo" se deriva de la palabra griega "autos", que significa "yo". Los primeros estudios de esta condición incluyen numerosas descripciones de las características solitarias de los niños examinados como “se sentía más feliz cuando lo dejaban solo, casi nunca lloraba para ir con su madre, no parecía darse cuenta de las visitas de su padre a casa y era indiferente a las visitas de sus familiares, etc."
A pesar de los esfuerzos recientes para utilizar un enfoque neurocientífico cognitivo para comprender los componentes clave de la sintomatología del TEA, todavía hay poco consenso en cuanto a sus fundamentos neurobiológicos precisos.
Se ha sugerido que los síntomas centrales del autismo pueden ser el resultado de una falta de apreciación fundamental de los puntos en común entre uno mismo y los demás.
Motivación social
La hipótesis de la motivación social argumenta que el TEA se deriva de la disminución de la motivación social, que ocurre porque las personas con TEA encuentran los estímulos sociales menos gratificantes en comparación con el resto de personas.
La hipótesis de la motivación social ofrece una perspectiva de desarrollo sobre cómo el procesamiento aberrante de recompensas podría finalmente manifestarse como déficits sociales en los TEA.
La hipótesis postula que, desde una edad temprana, los niños con TEA prestan menos atención a la información social, como las caras y la dirección de la mirada, y por lo tanto tienen menos oportunidades para el aprendizaje social.
La hipótesis de la motivación social explica dos características diagnósticas centrales de los TEA: la disminución del compromiso y el enfoque social.
Existe mucha evidencia conductual para la hipótesis de la motivación social. Los bebés con TEA prestan menos atención a las personas que a los objetos de fondo en los videos, lo cual también es cierto para los adultos con TEA.
Los niños con TEA no muestran la típica preferencia por los sonidos sociales sobre los no sociales. También demuestran una calidad de amistad más pobre, a menudo desarrollan habilidades de teoría de la mente más tarde que aquellos sin TEA , y continúan demostrando déficits de cognición social relacionados en la edad adulta. Sin embargo, la evidencia neurocognitiva para la hipótesis de la motivación social es menos clara.
Mujeres y autismo
Normalmente se suele relacionar el autismo con el genero masculino, y esto en principio es normal porque el sistema de recompensas de las mujeres suele ser más social, observándose que hay 5-10 veces más hombres con trastornos del espectro autista que en mujeres.
Pero esto no significa que las mujeres no lo puedan padecer. Hay evidencia que comenta que en las mujeres es más difícil de observar porque las niñas presentan diferentes tipos de intereses restringidos a los niños y pueden ser más difíciles de identificar como atípicos.
Otra hipótesis de por qué el TEA puede ser más difícil de detectar en niñas cognitivamente capaces es que los signos asociados del trastorno (mala imitación, comportamiento de externalización, etc.) se presentan de manera diferente.
Tales características, aunque están fuera de los criterios básicos, probablemente influirán en la presentación del comportamiento del niño y, por lo tanto, afectarán cuando un profesional explore pueden ser un signo de TEA.
Por otro lado, en un estudio realizado por Hiller, R. M., Young, R. L., & Weber, N., concluyeron que en ausencia de deterioro intelectual, a las niñas se les diagnostica el trastorno del espectro autista significativamente menos y más tarde que a los niños.
Los resultados del estudio resaltaban la importancia de continuar explorando cómo puede diferir el perfil femenino, particularmente para ayudar a identificar cómo y por qué los déficits centrales pueden presentarse de manera diferente en niñas cognitivamente capaces y, por lo tanto, mejorar la capacidad de los investigadores para identificar el trastorno en esta población de manera temprana.
Esto significa que la ratio de mujeres y hombres que tienen un trastorno del espectro autista podría ser más bajo de lo que se piensa.
Cuatro síntomas diferenciales entre sexos
En un estudio realizado por Rivet, T. T., & Matson, J. L., observaron las diferencias que había entre los distintos géneros y, a la luz de la evidencia actual, estas son las más características.
Inteligencia
Las mujeres con TEA parece que tienen una capacidad intelectual promedio más baja que los hombres, y la diferencia entre hombres y mujeres en TEA es más alta cuando no está presente una discapacidad intelectual (DI).
Socialización
Según las investigaciones, las mujeres tienen mayores deficiencias en las amistades actuales y la interacción social recíproca, mientras que los hombres tienen mayor ansiedad por separación y deficiencias en la interacción social recíproca y la comunicación antes de los 5 años.
Parece ser que no hay diferencias significativas de género para los comportamientos sociales no verbales.
Comunicación
Según los estudios disponibles, se ha visto que las mujeres con TEA muestran menos deterioro en el juego social a los 4–5 años de edad, sin diferencias significativas en las áreas de los gestos, conversación, anomalías del lenguaje, prosodia/entonación o comunicación.
Intereses restringidos y comportamiento repetitivo
En un primer momento, se describieron mayores movimientos motores anormales en mujeres con TEA, que describieron como "distonía, postura y marcha anormales, posturas distónicas de manos y dedos, aleteo de manos, temblor, y parálisis facial emocional (es decir, asimetría de la parte inferior de la cara cuando los niños sonreían o hablaban espontáneamente)".
A pesar de esto, actualmente no hay estudios que concluyan esto, por lo que, en esta parte, no habría diferencia alguna.
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