Aquí mismo he hablado de cómo de útil y positivo para mí ha sido acudir a la consulta de una psicóloga. La experiencia me ha convencido de que ir a terapia es una cosa positiva que mucha gente quizá no hace por falta de conocimiento o de porque desgraciadamente aun es un tabú.
En el momento en que decides probar, el paso más difícil ya está dado, pero aun queda otro más: encontrar un profesional al que pedirle la ayuda que necesitas. Esto no es como el médico, que tienes uno asignado por la seguridad social, lo cual te garantiza cierta calidad de atención. En esto eres tú quien busca, elige y decide.
Por si acaso es tu caso, estos son algunos consejos que a mí me han ayudado, y otros cuantos que recoge el psicólogo Eparquio Delgado en su blog (que te recomiendo).
Pregunta a tus amigos
Si conoces a alguien que va a terapia, pregúntale qué tal le va, cómo son las sesiones y si le está ayudando. Sé delicado y permite que tu amigo te cuente solo lo que quiera contarte, pero interésate sobre todo por si le está siendo útil acudir y en qué está mejorando eso su situación o su problema.
En mi caso, encontré a mi psicóloga a través de una amiga, y he hecho lo mismo con otros amigos que me han preguntado a mí. No espero que a todos les vaya bien, pero sí creo que es un punto por el que empezar a explorar un tema del que no siempre tenemos información previamente.
Asegúrate de que es psicólogo
Parece algo obvio, pero sigue siendo necesario. Asegúrate de que la persona que has contactado es piscólogo licenciado, ya que hay personas que se presentan como terapeutas o psicoterapeutas y que no tienen por qué haber cursado o completado estudios de psicología.
A menudo los títulos estarán expuestos en su consulta, pero si no lo están, pregunta directamente, que no te dé vergüenza. Eres tú quien está buscando ayuda y quien va a pagar por ella, así que que no te dé apuro asegurarte de quién te la va a proporcionar.
Asegúrate de su especialización
Hay psicólogos clínicos, especializados en recursos humanos o en marketing... Antes de comenzar una terapia no está de más comprobar que la persona que va a ayudarte está especializada en lo que tú necesitas. De nuevo, si la titulación no está a la vista, pregúntale: ¿qué cursos ha realizado? ¿Qué másteres y dónde? Una búsqueda en internet puede ayudarte a hacerte una idea de si la persona que has encontrado puede hacer por ti lo que tú necesitas.
No vas solamente a hablar
Por supuesto, tienes que comentarle el problema que te preocupa, pero si la única actividad que haces en la terapia es hablar y nada más, probablemente no estés recibiendo la ayuda que necesitas.
Que sí, que soltarlo todo sienta muy bien, pero una vez pasado el primer momento de desahogo, ¿qué? En teoría un profesional de la psicología debería responderte, explicarte de dónde vienen esos pensamientos y sentimientos que te preocupan y darte estrategias que te ayuden a manejarlos.
No siempre te sentirás bien tras una sesión
Después de algunas sesiones saldrás de la consulta con una sensación de consuelo y alivio. Después de otras... no tanto.
Una terapia psicológica realmente útil debe ayudarte a hacer frente a emociones difíciles y desagradables, y eso no siempre es fácil ni liviano. Si siempre sales de esa sala con un sabor de boca agradable, quizá la terapia no te esté siendo realmente de ayuda.
Te sientes incómodo o juzgado
La relación con tu psicólogo es muy particular: sabe cosas íntimas de ti, pero no es tu amigo. Eso a veces puede dejarte en una situación de vulnerabilidad poco habitual, pero lo que nunca debería provocarte es la sensación de que estás siendo juzgado o de que has hablado de más.
No es fácil de explicar con palabras, pero entre tu psicólogo y tú debe haber una relación de confianza sin llegar a ser una relación de amistad o sentimental. Si no es así tras varias sesiones, quizá tengas que encontrar a otro profesional que te atienda. Sobre todo no deberías sentirte incómodo con él/ella.
Cambia las veces que lo necesites
El punto anterior es importante y por tanto no dudes en cambiar a otro profesional si no te encuentras a gusto con el primero con el que has contactado. Si eso significa probar con varios, que así sea.
Sobre todo, no dejes que una mala experiencia te aleje de una ayuda que te puede mejorar radicalmente la calidad de vida y tu relación contigo mismo.
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Vitónica | Esto es lo que he aprendido después de seis meses yendo al psicólogo