Habitualmente, la gente que habla de "metabolismo" hace referencia a la cantidad de calorías que consume el cuerpo a lo largo del día, de modo que al acelerarlo podemos aumentar la cantidad de calorías que gastamos.
En cualquier caso, lo cierto es que esta explicación es bastante difusa y desde luego explica más bien muy poco de lo que realmente hay detrás de todo esto.
¿Qué es realmente el metabolismo?
El metabolismo no es un número. No es una cantidad de calorías que son consumidas a lo largo del día, sino que hace referencia a todas las reacciones químicas que tienen lugar en nuestro cuerpo.
Sí que es cierto que las calorías están muy relacionadas con el metabolismo, ya que evidentemente las reacciones que se producen consumen y producen energía, y al fin y al cabo las calorías son precisamente esto; energía.
La energía (o calorías) que contienen los alimentos es transformada, de modo que una parte es utilizada como combustible que impulsa procesos como el crecimiento o la actividad física, y otra parte es almacenada para ser utilizada más adelante.
Normalmente, la energía se almacena cuando existe un excedente energético, o sea; cuando se ingiere más energía de la que se consume o cuando se consume menos de la que se ingiere.
Esta energía se almacena principalmente en forma de glucógeno y de triglicéridos, y estos triglicéridos son precisamente los que llenan los adipocitos, que son las células del tejido adiposo, comúnmente conocido como tejido graso.
¿Es posible acelerar el metabolismo?
Cuando las personas tratan de acelerar el metabolismo suelen hacerlo con la intención de reducir su tejido graso, y para ello recurren a infinidad de trucos y estrategias, pero, ¿realmente es posible acelerar el metabolismo?
La realidad es que sí, es posible acelerar el metabolismo (o mejor dicho, la tasa metabólica basal), pero las estrategias que aceleran el metabolismo tienen una capacidad relativamente baja para hacerlo, y por ello no deberían ser nuestra prioridad.
Esto se debe a que la tasa metabólica basal, o el metabolismo en reposo, depende más bien de factores biológicos que no podemos modificar como nuestro sexo, nuestra edad o nuestra altura.
Por ese motivo, en su lugar lo conveniente es tratar de modificar factores que tienen un impacto mucho mayor sobre nuestra ingesta o sobre nuestro gasto energético.
Por ejemplo, estrategias como aumentar la actividad física a lo largo del día o practicar habitualmente un deporte pueden ayudarnos a aumentar nuestro gasto, mientras que recurrir a una alimentación basada en alimentos con una baja densidad calórica puede ayudarnos a reducir nuestra ingesta.
Debido a esto, si algún "profesional", "dieta", o "suplemento", te intenta convencer de que es capaz de acelerar el metabolismo, sería conveniente que desconfiases al menos en un primer momento, ya que como hemos dicho, a pesar de que esto sea posible el efecto es prácticamente insignificante.
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