Algunos términos y conceptos están entre el campo de la salud y el del fitness, y es importante conocerlos bien para poder aplicarlos con eficacia pero también con seguridad.
La cetosis es uno de ellos. Este estado metabólico puede ser muy útil para algunas personas que quieran quemar grasa de su organismo, siempre que lo apliquen con cuidado y dentro de unos parámetros saludables. Pero el término cetosis no debe confundirse con el de cetoacidosis, otro estado metabólico asocidado, pero muy diferente, que de prolongarse puede suponer un riesgo para la salud.
¿Qué es la cetosis?
Para entender qué es la cetosis hay que empezar por entender el proceso habitual por el que nuestro cuerpo consigue la energía que necesita, algo que consigue con diferentes recursos. El principal es la descomposición de los cabohidratos que se encuentran en los alimentos que consumimos. Nuestro cuerpo los despedaza para convertirlos en glucosa en la sangre distribuye por las células del cuerpo para que la utilicen como combustible.
Afortunadamente, nuestro cuerpo tiene un plan B, la cetosis, para poder seguir funcionando también en aquellas circunstancias en las que no ingerimos carbohidratos o ingerimos muy pocos: recurrir a las reservas de energía que tenemos almacenadas en forma de grasa corporal.
Claro que aquí el proceso es distinto: los cuerpos grasos sirven de combustible al corazón y los músculos, pero algunos de ellos llegan hasta el hígado que, mediante un proceso denominado beta-oxidación, los convierte en cuerpos cetónicos y los libera al torrente sanguíneo, donde son transportados al cerebro para servir allí de combustible.
Llevar a nuestro cuerpo a un estado de cetosis facilita la quema de grasas y por eso en algunos casos puede ser un recurso eficaz para perder peso. Para conseguirlo se reduce drásticamente la cantidad de hidratos de carbono de la alimentación: de aproximadamente un 55% del peso en la cantidad total de calorías ingeridas se pasa a aproximadamente un 10%.
¿Qué es la cetoacidosis?
La cetoacidosis es otro estado metabólico, consecuencia de la cetosis, pero este puede tener consecuencias negativas para la salud.
La causa es que los cuerpos cetónicos son ácidos, de forma que su presencia excesiva en la sangre puede acidificar la sangre. Por eso durante las primeras semanas de cetosis el cuerpo expulsa los cuerpos cetónicos sobrantes a través de la orina como parte normal de su funcionamiento.
Pero en algunos casos la cetosis no se produce por voluntad de la persona, sino porque un problema de salud, la diabetes, causa unos niveles muy bajos de insulina, la glucosa no llega a la sangre y el cuerpo recurre a la cetosis como forma de conseguir el combustible que necesita. Si esa persona tiene además algún problema de salud que dificulta el filtrado de la sangre, el exceso de cuerpos cetónicos puede suponer un problema grave.
La cetoacidosis diabética
La cetoacidosis, que recibe el apellido de diabética, produce síntomas como la sequedad de las mucosas, enrojecimiento de la piel, ganas de orinar frecuentes y sed durante todo un día o más, dolor de cabeza, náuseas y ganas de vomitar, mareos, aliento dulzón y dolor de estómago.
Las consecuencias de la cetoacidosis diabética pueden ser muy graves: edema cerebral (acumulación de líquido en el cerebro), insuficiencia renal y problemas cardíacos.
Por eso es importante tener claro qué diferencia hay entre la cetosis y la cetoacidosis. También hay que explicar que una persona sin problemas de salud que decide hacer una dieta cetogénica no tiene que preocuparse por una posible cetoacidosis ya que su cuerpo está preparado para expulsar el exceso de cuerpos cetónicos, lo cual evita una acumulación excesiva y con ello la acidificación de la sangre.
Son las personas diabéticas las que deben tener cuidado y aprender a reconocer las señales de la cetoacidosis (aquí las tienes explicadas con detalle) para buscar ayuda médica con rapidez si aparecen.
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