En uno de nuestras entradas de ayer os contamos que en contraposición de lo que siempre hemos creído, según recientes estudios, el azúcar se ha convertido en el enemigo nº1 en problemas de hipertensión.
Y es que siempre hemos intentado mitigar los problemas de presión arterial a través de la restricción de sodio, pero a partir de ahora también deberemos hacerlo a través de la de azúcares añadidos. Hoy te contamos algunas estrategias para controlar la hipertensión.
Ayer os dimos unas pautas o consejos generales como el intentar tomar productos frescos y descartar los procesados, por el exceso de sodio y azúcares que conllevan, pero hoy vamos a profundizar un poco más en algunos factores que debemos controlar para conseguir nuestro propósito de "mantener a raya" la presión arterial.
Niveles que desestabiliza el azúcar
Uno de los problemas implícitos que afecta directamente a la hipertensión, es la producción en exceso de insulina y leptina, como respuesta de nuestro organismo a un nivel demasiado elevado de azúcar en el cuerpo, y ahí es donde comienza el problema.
Si se alteran los niveles óptimos de insulina, ésta dejará de almacenar magnesio que será expulsado directamente a través de la orina. ¿Y que ocurre entonces? Muy sencillo, si el nivel de magnesio es muy bajo, los vasos sanguíneos no se relajan lo suficiente y dan lugar a un aumento de la presión arterial.
Del mismo modo al elevarse los niveles de fructosa, por un consumo excesivo de azúcar, se elevará también el ácido úrico y en consecuencia aumentará la presión arterial por a la inhibición del óxido nítrico en los vasos sanguíneos. Como veis, todo problemas!
¿Qué podemos hacer entonces?
Seguir algunas estrategias como las que os proponemos y tener en cuenta determinados factores importantes, algo más desconocidos, nos ayudará en gran medida en nuestro propósito:
Plantéate estrategias alimentarias: evita los alimentos procesados, altos en sales y bajos en potasio, y fuentes de carbohidratos no naturales, e incorpora en su lugar grasas saludables como el aguacate, aceite de coco, pescado azul, algunos frutos secos... Una buena relación sodio-potasio es fundamental para combatir la hipertensión.
Sigue un buen programa de entrenamiento físico: incluyendo ejercicios de intervalos en alta intensidad y entrenamiento con pesas, para aumentar el flujo de sangre hacia los músculos que hará que aumente la sensibilidad a la insulina.
Mantén un ratio óptimo entre Omega3-Omega6: ya comentamos en su día que la mayoría de personas consume demasiado Omega6 con respecto al consumo de Omega3. Es importante encontrar el equilibrio óptimo entre ambos, porque el Omega3 en la proporción adecuada nos va a ayudar a recuperar la sensibilidad de la insulina que podemos perder, como hemos comentado antes, a través del consumo excesivo de azúcares.
La importancia de la vitamina D: se conocen las propiedades beneficiosas de vitaminas como la C y E en la hipertensión, pero máxima importancia debemos darle a la vitamina D. Su deficiencia se vincula a la rigidez arterial, determinante en la hipertensión ya que conlleva la incapacidad de mandar señales óptimas de presión al sistema nervioso.
Cuidado con el estrés: la relación entre el estrés y los estados de nerviosismo o ansiedad, es más que claro. Si sufre problemas de hipertensión intente evitar emociones fuertes que le puedan desestabilizar, e intente seguir estrategias de relajación.
Del mismo modo, aunque aún no existen evidencias científicas claras al respecto, si nota que la cafeína o teína incrementa estos estados de estrés o nerviosismo, procure evitar tomar este tipo de alimentos. Al final recordad, que nadie conoce vuestro cuerpo mejor que vosotros mismos!
Imágenes | iStockPhotos
Vía | mercola.com
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