La glucosa es una buena ayuda para evitar el bajón físico mientras se practica deporte de larga duración, como ciclismo o atletismo. Se trata de un hidrato de carbono del que el organismo obtiene energía de rápida utilización. Está presente en frutas como la uva, en algunas hortalizas y en alimentos dulces con alto contenido en azúcar, como la mermelada o los refrescos.
El organismo emplea la glucosa como fuente de energía para realizar sus funciones y, la que no usa, se almacena en el hígado y en los músculos, y recibe el nombre de glucógeno. Cuando se realiza un esfuerzo físico importante y el cuerpo necesita un aporte extra de energía, consume las reservas de glucógeno. Pero si el ejercicio se practica a gran intensidad, la reserva puede llegar a agotarse y es entonces cuando se corre el riesgo de la temida pájara. Para prevenirla, lo mejor es aumentar la capacidad de las reservas de glucógeno y para ello existen preparados de glucosa en ampollas, geles y tabletas que facilitan esta tarea.
Pero, ¿en qué proporción deben consumirse y en qué momento? Los expertos recomiendan tomar algún líquido con poca grasa y unos 45 gramos de hidratos de carbono de rápida asimilación (como la glucosa) por cada hora de práctica de ejercicio físico de gran intensidad. Además, a partir de los 40 minutos, se recomienda también tomar algo sólido.
Aparte de la glucosa natural, los deportistas pueden recurrir a preparados comerciales para aumentar su reserva de glucosa. La forma más sencilla son las tabletas, que tienen un 90% de este hidrato de carbono. Es decir, una tableta de 5 gramos tiene 4,5 gramos de glucosa. Otra opción son los geles, que contienen entre 15 y 30 gramos de glucosa por envase.
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