Los alimentos funcionales son aquellos que además de nutrirnos y aportarnos calorías, ejercen un efecto beneficioso en la salud. Hay varios tipos de ingredientes que hacen que un alimento sea funcional, veamos algunos de ellos y su acción en el organismo:
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Probióticos: son ingredientes "vivos y viables" (microorganismos, normalmente bacterias), que al tomarlos ejercen un efecto beneficioso en el organismo al instaurarse en la flora intestinal. Se encuentran sobre todo en los productos lácteos fermentados, aunque últimamente y debido al progreso de la tecnología alimentaria también aparecen en carnes y vegetales fermentados.
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Prebióticos: suelen confundirse con los anteriores, pero la diferencia es que los prebióticos son sustancias que sirven de sustrato a microorganismos que están en nuestra flora intestinal para que ejercen un efecto beneficioso. Suelen encontrarse en panes, lácteos o ingredientes de aliño de ensaladas.
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Fibra: aqui hay que diferenciar entre fibra insoluble, que predomina en los alimentos que tienen cereales enteros y ejerce efecto beneficioso al incrementar el bolo fecal y estimular el tránsito intestinal. En cambio la fruta soluble se encuentra en frutas, verduras y tobérculos, que incrementa al volumen y consistencia del bolo fecal, lo que es beneficios en caso de diarrea. También la fibra soluble actúa de forma beneficiosa sobre el metabolismo del azúcar y el colesterol.
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Ácidos grasos omega-3: son ácidos grasos poliinsaturados presentes en aceites de pescado azul. Su efecto beneficioso en el organismo radica en su poder antiinflamatorio y protector a nivel cardiovascular. Los más importantes son el DHA (docosahexanóico) y EPA (ecosapentanóico), que se suelen añadir a galletas, margarinas, productos lácteos y huevos.
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Ácido oleico: proveniente del aceite de oliva, tiene actividad vasodilatadora y reductora del colesterol. También al aportar antioxidantes (vitamina E) ejerce una acción positiva contra el estrés celular. Ya son muchos los productos a los que se le adiciona este aceite para su elaboración y considerarlo así alimento funcional.
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Fitosteroles: ya hablamos de ellos en su día, son esteroles y estanoles vegetales que al tener estructura similar con el colesterol inhiben parte de su absorción y pueden reducir los niveles de colesterol en sangre. Se pueden encontrar en aliños para ensaladas, leches, yogures, queso y bebidas de soja.
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Fitoestrógenos: al igual que los fitosteroles son de origen vegetal y con estructura similar a los estrógenos, lo que hace que tenga efectos positivos sobre el tejido óseo, mama y próstata. También destaca por contrarrestar efectos de la menapausia y tener efectos beneficiosos a nivel cardiovascular. La mayor fuente de fitoestrógenos es la soja, de ahí que se recomienden los productos derivados de la soja: queso, leche, pan, harina o semillas.
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Fenolíticos: sus efectos son antioxidantes y antitrombíticos, de ahí su caracter de protección cardiovascular. Se encuentran en el vino, por eso se suele decir que una copita de vino al día es beneficiosa.
Precaución: mucho cuidado con estos productos en situaciones fisiológicas no normales, es decir, embarazadas, crecimiento y enfermedades. En estos casos los efectos beneficiosos de los productos funcionales pueden convertirse en efectos no deseados al influir en nutrientes clave de estos procesos no fisiológicos.
Vía | Salud ABC