El ejercicio abre el apetito, pero no hace que comamos en exceso

El ejercicio abre el apetito, pero no hace que comamos en exceso
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Existe un mito en la práctica deportiva (uno de tantos), que dice que al hacer una práctica deportiva, sobre todo aeróbica, se incrementa el apetito y hará que comamos mucho más, no sirviendo de nada el ejercicio para adelgazar o mantener el peso porque luego comeremos más de lo que hemos gastado.

Esto en parte es cierto, evidentemente cuando hacemos ejercicio nuestro organismo nota el desgaste y nos avisa de que las reservas se han gastado abriendo el apetito, pero de ahí a que comamos tanto que superemos de largo el desgaste hay un mito de por medio.

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Hay que tener en cuenta que al hacer una actividad de larga duración podemos gastar bastantes calorías, por lo que es normal que tengamos más hambre y que comamos más, pero en el caso de la mayoría de la gente que hace ejercicio come más o menos lo mismo que antes, la diferencia no es significativa. Caso a parte es el de los deportistas de élite.

Pongamos un ejemplo, correr durante una hora a intensidad suave puede hacer que gastemos 500-700 kcal, esto supone más o menos el 20-25% de las necesidad calóricas de una persona estándar. Ese incremento de apetito puede hacernos que comamos más, pero al ser el desgaste amplio no se suele llegar a superarlo, en todo caso igualar lo gastado.

Es el ejercicio de alta intensidad el que sobre todo abre más el apetito al conllevar un gran desgaste. Un ejercicio moderado al que nos referimos aqui no llega a alarmar tanto al organismo por desgaste como para dar una llamada de atención al apetito. Por tanto no tengas miedo de que el hambre llame a la puerta después de hacer ejercicio, es algo normal y necesario para recuperarse del esfuerzo.

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