¿Cuántas veces hemos visto familias enteras en las que sus miembros eran obesos o tenían sobrepeso?. Siempre que nos ha pasado esto nos hemos preguntado el por qué de esta situación y lo achacábamos a los hábitos alimenticios de esas personas.
Realmente la alimentación juega un papel importante en nuestra salud y en el estado físico, y es que si seguimos una dieta rica en calorías e ingerimos más de las que nuestro cuerpo necesita, el aumento de peso será inevitable. Eso sí, existen personas que no pueden resistir ingerir alimentos con un alto contenido calórico a pesar de que saben que no les conviene. Esto se debe a una predisposición genética que debemos tener en cuenta.
Hasta ahora siempre se ha pesado que la genética determinaba nuestra estructura corporal, pero un estudio reciente llevado a cabo en Escocia por la Universidad de Dundee, ha determinado que los genes tienen más peso en nuestra forma de vida, y es que también nos instan a ingerir un tipo u otro de alimentos. Es decir, nuestra naturaleza va a hacer que veamos con buenos ojos un tipo de alimentos concreto.
Este estudio realizado en 100 niños con edades comprendidas entre los 4 y 10 años, comprobó que los que tienen la variante del gen FTO, relacionado directamente con la obesidad, se inclinaban más a ingerir alimentos col altas cantidades de calorías. Este tipo de niños preferían en su menú dulces, fritos, comida basura, dejando de lado las frutas, las verduras, el pescado...
Además, este estudio ha revelado que las personas que tienen esta variante del gen FTO no solamente se sienten más atraídas por la comida insana, sino que su metabolismo no procesa estos alimentos de forma rápida, y tampoco evita que se sientan saciados cuando ingieren abundantes alimentos ricos en calorías. Es por esto que se le vincula con la obesidad, pues es un detonante de la acumulación de calorías inservibles que derivarán en un sobrepeso exagerado.
Las personas que tengan esta variante genética no tienen por qué estar condenadas a sufrir obesidad y sobrepeso. Es importante que sepan controlar la inclinación que su cuerpo va a desarrollar hacia los alimentos hipercalóricos. Esto se puede conseguir en primer lugar evitando la tentación y controlando el impulso de asistir a restaurantes de comida basura, pastelerías...
Pero no solamente de esta forma se puede evitar, según Colin Palme, descubridor de este gen, portar el FTO no tiene por qué convertirnos en obesos. La educación es importante, y podemos evitar esta enfermedad si sabemos cuáles son los alimentos adecuados para una alimentación sana y ponemos fuerza de voluntad. A esto hay que sumar que no tenemos que ingerir grandes cantidades de comida, sino únicamente lo que nuestro cuerpo necesita.
Vía | Portal Fitness Imagen | Flickr/ autor Tyla'75
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