Terminamos esta serie con el elemento más importante para evitar las recaídas en las lesiones de esguince de tobillo: la propiocepción. Empezaremos a trabajarla cuando el tobillo esté recuperado y comencemos con la práctica deportiva.
Se trata de facilitar a los receptores sensoriales del tobillo una información equilibrada de cómo debe ser el apoyo del pie y cómo modular las reacciones de protección musculares en el caso de apoyo incorrecto (por ejemplo al pisar una piedra durante la carrera).
La propiocepción se podría comparar con el mantenimiento de una buena postura: no es algo que se consigue y ya está sino que es el producto de un trabajo continuo que nunca se debe olvidar.
El primer paso es tener todas las estructuras blandas (músculos y ligamentos) estén calientes y distendidas antes de comenzar la actividad deportiva. Esto se puede lograr con un estiramiento analítico seguido de un trote suave.
El segundo paso es generar situaciones que impliquen diferentes posiciones del tobillo, para lo que se pueden utilizar aparatos de propiocepción en los que se apoya el pie y se realizan circunducciones para que la articulación reciba una información rica sobre diferentes posturas.
Por último se puede trabajar la propiocepción en camillas elásticas en las que en cada caída el tobillo también adoptará diferentes posiciones.
Éste cúmulo de experiencias tiene como objetivo el que la modulación del movimiento en esta articulación sea ajustada a las necesidades del terreno, ni muy ligera (en la que no nos adaptaramos a las irregularidades del terreno), ni excesiva (en la que la reacción de defensa lesionaría los ligamentos).
En Vitónica | Tratamiento del esguince de tobillo (II): Fortalecimiento muscular
En Vitónica | Tratamiento del esguince de tobillo (I): Analgesia y movilidad
En Vitónica | Prevenir los esguinces de tobillo con el entrenamiento propioceptivo
Imágen | Flickr (Stefanie_c)
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